jueves, 11 de junio de 2015

Snatch: cerdos y diamantes


Snatch: cerdos y dimantes - Cartel
Os debo asumir que tener a disposición el sofá y el mando a distancia durante la noche del domingo es uno de esos pequeños placeres que pocas veces ocurren, sobre todo si puedes aprovecharte de las circunstancias para estirarte en el sofá. Así pues, cuando la otra parte del equipo se marchó a ultimar sus trabajos universitarios, me quedé con la disyuntiva de saber cómo aprovechaba esta situación durante esa noche. ¿Un DVD? ¿Un debate político? ¿O, simplemente, buscar una opción interesante entre los múltiples canales de TV de los que disponemos?

Al final opté por la última opción, escogiendo una película de la que había oído hablar mucho, pero que nunca había tenido la oportunidad de ver: “Snatch: cerdos y diamantes”.

No os voy a engañar si os digo que en los primeros compases de “Snatch” tuve la extraña sensación de estar viviendo un “déjà vu”, o mejor dicho, estar viendo una película marca blanca de Quentin Tarantino, pero no, salvo alguna que otra influencia, nada tuvo que ver el estadounidense con esta cinta.

La historia se sitúa en Londres, en donde el Turco y Tommy, dos mafiosos de poca monta, nos cuentan cómo la vida de varios mafiosos se van cruzando con la suya propia en un abrir y cerrar de ojos. No muy lejos de nuestra pareja de protagonistas, nos encontramos con el famoso ladrón de diamantes “Franky cuatro dedos” (interpretado por Benicio del Toro), quien tiene en su poder un magnífico ejemplar de piedra preciosa que debe entregar a su jefe Avi (Dennis Farina). Como premonición, Avi le remarca a Franky que bajo ningún concepto se separe del diamante y ni mucho menos se acerque a una casa de apuestas.

De camino al aeropuerto, Franky se cruza con Boris el ruso, quien le convence de tomar parte en un combate ilegal de boxeo, estando evidentemente más interesado en el pedrusco que en la apuesta. Cuando esto llega a oídos de Avi decide cruzar el charco, aunque haciéndose, eso sí, con los servicios del temible Tonny “Dientes de bala” (Vinnie Jones).

A partir de este momento, el desarrollo de “Snatch” entra en una espiral de trepidante acción por los bajos fondos de Londres con combates ilegales de boxeo, gánsteres, disparos, diamantes que cambian de manos, unos gitanos de lo más parlanchines y un divertido e inteligente perro.

Dejando aparte el argumento, para la parte de este equipo que vio “Snatch: cerdos y diamantes” lo más destacable de la misma fue su ritmo y su particular estilo estético, con unos poco convenciones planos y un montaje en paralelo de las múltiples historias que componen la trama principal que, sin lugar a dudas, es casi imposible que deje indiferente a nadie.

Interpretativamente, lo más destacable es el brillante trabajo de Brad Pitt, haciendo de gitano campeón de boxeo sin guantes, un papel preparado para brillar tanto en el plano de la acción, como en el del drama, como en el de la comedia (desternillante su forma de hablar). El resto de intérpretes, simplemente correctos, sin destacar pero sin enturbiar.

No os voy a decir que estemos ante una de las mejores cintas de la historia del cine, y ni mucho menos que se trata ante una gran película, pero sí que, aunque por momento tenga un desarrollo ciertamente particular y complicado de seguir, “Snatch” es un buen divertimento, una buena comedia negra llena de acción y de toques tarantinianos que difícilmente os dejará indiferentes. Con todo, mi valoración final es de un 7 sobre 10.





Título original: “Snatch” – Reino Unido – 2000
Dirigida por: Guy Ritchie
Duración: 104 minutos
Género: Comedia, Comedia negra