sábado, 26 de diciembre de 2015

Big Fish

Big Fish - Cartel
Durante un tiempo no muy lejano, hablar de fantasía y cine en una misma frase equivalía, casi siempre, a mencionar a Tim Burton o a alguna de sus múltiples películas (por ejemplo: “Eduardo Manostijeras” o “Charlie y la fábrica de chocolate”). Hoy os hablaremos de otro claro ejemplo de esa época dorada del californiano, “Big Fish”.

Basada en la novela homónima de Daniel Wallace, “Big Fish” no es precisamente una película sencilla de entender, pero sí que es una cinta capaz de enganchar y sobretodo, emocionar al espectador, pero bueno, no nos avancemos a los acontecimientos y mejor pasamos a su argumento.

La película empieza presentándonos a Edward Bloom (interpretado por Albert Finney de mayor y Ewan McGregor de joven), un hombre que bien podríamos catalogar como un bicho raro, o bien como una especie de soñador empedernido o, quizá más acertadamente, como un gran narrador.

Edward tiene la facultad de convertir todos y cada uno de los momentos de su vida en acontecimientos llenos de magia y fantasía, lo cual hierve la sangre de su hijo Will (Billy Crudup) hasta el punto de llevar varios años sin hablarse. De todas formas, y aunque crea que su padre siempre le ha engañado, cuando Will se entera que Edward está en el hospital, cruza medio mundo para llegar rápido a su lado.

Al poco tiempo, Edward empieza a contarnos su historia siguiendo su particular estilo, desde su complicada infancia afectada por un extraño problema de híper crecimiento, hasta su reclutamiento para la guerra de Corea, donde conoce a dos hermanas siamesas que le ayudan a volver, pasando por su amistad con el gigante Karl.

Al llegar a Estados Unidos, Will descubre algunos datos curiosos que no conocía sobre la apasionante vida de su padre, así que decide preguntarle directamente sobre la veracidad de la misma. Evidentemente, “Big Fish” da una explicación a esta pregunta, pero creemos que resulta más que evidente que nosotros no os la contaremos desde aquí. Lo que sí haremos es daros nuestra particular visión técnica sobre la película.

“Big Fish” es una película realmente complicada ya que nos cuenta la historia de Edward Bloom desde el prisma de la imaginación y la fantasía sin dejar nunca de lado su potente componente de fábula. Para nosotros, esta es una de las últimas grandes obras de Tim Burton, ya que en ella consigue desplegar todas sus dotes de fabulista e impregnarle, sin que se note en exceso, su particular visión gótica.

Interpretativamente “Big Fish” no es una gran película, pero Ewan McGregor (el Edward Bloom que tiene más protagonismo en la cinta) lo hace realmente bien, dando coherencia a un personaje complicado por las emociones e ilusiones que trasmite. El resto de personajes cumplen con su difícil fin, que no es otro que llenar la cinta con los más variopintos y estrafalarios personajes.

Por otro lado, el gran lastre de “Big Fish” nos lo encontramos en la propia particularidad de su montaje, ya que sus contantes saltos entre la realidad de Will y Edward, así como los recuerdos y fabulaciones del segundo, la película se convierte, por momentos, en un pequeño caos de ritmo, color y personajes.

Con todo, los miembros de este equipo la consideramos como una película que todo aficionado al cine y a la fantasía debe ver como mínimo una vez en su vida. Nuestra nota final es de un 8 sobre 10.



Título original: “Big fish” – USA  - 2003
Dirigida por: Tim Burton
Duración: 126 minutos

Género: Drama, Fantástico 

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