En pleno 2012, año de
transformación del gigante californiano Disney por la compra de los
estudios Lucasfilm y de paso, de todas las franquicias y derechos sobre "Star
Wars", su división de animación lanzó a nivel mundial su clásico número 52,
“Rompe Ralph”, y hoy desde este rincón os que queremos contar nuestras
sensaciones en verso a ella.
La historia de “Rompe
Ralph” nos lleva directamente al mundo de los videojuegos, aunque no del lado
de los jugones, sino directamente dentro de los videojuegos, mostrándonos la vida oculta de los
personajes de los mismos.
En los primeros lances
de “Rompe Ralph” se nos presenta a Ralph, un gigantón de casi 3 metros y 300
kilos de peso asistiendo a una reunión de “Malvados Anónimos”. Allí, rodeado de
otros malvados de videojuego, explica claramente que está cansado de su papel y
que, ser malo no implica ser malvado.
Cuando Ralph regresa de
la reunión a su juego, descubre que el resto de personajes han organizado una fiesta
por el 30 aniversario de “Rompe Ralph”, a la que él, no ha sido invitado.
Cuando consigue entrar en la fiesta, la desesperación y frustración de Ralph
llega a su punto máximo cuando descubre que el pastel de celebración, que
simula el propio juego, le pone a él de derrotado, en medio de un charco de
chocolate. En un lance la discusión con el resto de personajes, Ralph aplasta
el pastel y jura que conseguirá una medalla de vencedor.
En su huida de la
fiesta, Ralph se cruza con un jugador traumatizado de “Hero’s Duty” un novedoso
y tridimensional juego en el que nuestro protagonista se ve capacitado para
ganar su ansiada medalla. Como quien no quiere la cosa, después de sembrar el
caos en el juego y una vez conseguida su ansiada medalla, Ralph debe salir huyendo,
llevándose por accidente Cybug (uno de los bichos malos del “Hero’s Duty”).
En su huida acaba
accidentándose en un juego llamado “Sugar Rush” un juego de carreras ubicado en
un país de gominolas donde conoce a Vanellope von Schweetz, un bug/glitch (error de
programación) interesado, como él, en ganar la partida y ser, aunque sea por
una vez, la merecedora de una medalla.
Al final, Vanellope y
Ralph, ayudados por Repara Félix Jr (el reparador del juego de Ralph) y Calhoun
(la sargento de “Hero’s Duty”) deberán luchar juntos para conseguir sus
objetivos sin sembrar el caos en todos los juegos afectados. ¿Lo conseguirán
antes que los responsables del salón de recreativos empiecen a desconectar
los juegos afectados por los estropicios y cambios realizados? Evidentemente nosotros lo
sabemos, pero nos lo guardaremos, como mínimo hasta el final de la partida,
jajaja
Desde los primeros
minutos de metraje “Rompe Ralph”, se empieza a trazar una bien compensada trama
argumental que, sin demasiados problemas conseguirá enganchar al espectador
ante la pantalla. Por un lado, vemos que al apagarse las luces del salón de
recreativos, todos los personajes recuperan sus vidas, las cuales van más allá
de la que les presumimos cuando jugamos con sus juegos. Sin ir más lejos, Ralph
decide ir a una reunión de “Malvados Anónimos” para explicar que no se siente
malo, y que tiene una ilusión a la que no renunciará: conseguir una medalla.
Historias de amistad,
de lucha por conseguir las ilusiones de cada uno, por preservar el mundo en el
que viven y en definitiva del que dependen, marcan los trepidantes 100 minutos
de metraje “Rompe Ralph”, y todo en base a una especie de road-movie recorriendo mundos tan dispares como el arcade
de los 70 de “Rompe Ralph” hasta una versión azucarada a máximo del “Mario Kart”
de Nintendo pasando por una simulación del célebre mundo de “Call of Duty”,
todos ellos conectados por un centro de distribución extrañamente parecido a la
Grand Central Terminal de Nueva York.
Aunque seguramente no
es la mejor película de Disney, a los miembros de este equipo nos ha entretenido
más de lo que esperábamos, por tanto, os la recomendamos totalmente. Por todo
lo que os hemos contado, nuestra nota final para “Rompe Ralph” es de un 7 sobre
10.
Título original: “Wreck-it Ralph” – 2012 – USA
Duración: 101 minutos
Dirigida por: Rich
Moore
Género: Animación
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