Cuando NETFLIX publicó
que habría una segunda temporada de su exitosa serie “13 Reasons why” (“Por
trece razones” en España), se nos pusieron los pelos como escarpias, a la vez
que dos preguntas empezaron a revolotear en nuestros cerebros: “¿Por qué?” y “¿Es
necesario una segunda parte de una historia completamente cerrada?”.
La primera temporada de la
serie basada en la novela de Jay Asher nos sorprendió al proporcionarnos
incontables horas de conversación, puesto que es complicado encontrar una serie
juvenil que trate temas tan complicados como el acoso escolar, el abuso sexual
y el suicidio juvenil, todo ello planteado desde el punto de vista de Hannah
Baker (Katherine Langford), la víctima.
La segunda temporada de “13
Reasons why” transcurre cinco meses después del trágico suicidio de Hannah
Baker, en base al juicio por la demanda interpuesta por su madre contra el
instituto Liberty por permitir y consentir el acoso escolar. Mientras tanto,
Clay (Dylan Minette), el otro protagonista de la historia, intenta sin
demasiado éxito sobreponerse al trauma que ha supuesto para él la muerte de su
amiga.
Una vez superada la
originalidad de contar la historia en base de flashbacks centrados en las
famosas cintas de Hannah, en esta nueva temporada se ha empleado el recurso de
utilizar las sesiones del juicio, a razón de una por protagonista de cada
cinta, como el hilo conductor de la trama, a las cuales se ha añadido la
evolución del estado anímico de Clay y de su amigo Justin Foley (Brandon Flynn)
quienes, a su vez, luchan para que se haga justicia a favor de Hannah.
La tensión en el Liberty
se incrementa a medida que los protagonistas de cada cinta van recibiendo sus
citaciones, a lo que debemos añadir la aparición en escena de unas misteriosas
fotografías Polaroid que empiezan a circular a cuentagotas y que relacionan a
Hannah y a otras chicas con un secreto que guarda entre sus paredes el instituto.
A lo largo del juicio,
cada uno de los testigos citados nos cuenta su particular versión de los hechos
que le relacionan con las razones que nos proporcionó Hannah Baker durante la
primera temporada de “Por trece razones”, intentando, en casi todos los casos,
hacernos dudar de la propia Hannah y de sus motivaciones.
Como quien no quiere la
cosa, durante los 13 capítulos de esta segunda temporada de “Por trece razones”
nos desgranan varios de los puntos que ya se mencionaban en la primera: la
“casa del club”, el poder del equipo de béisbol en el instituto, la supremacía
del dinero en la vida actual, la convivencia de la dirección del centro Liberty
con los miembros del club, etc.
Como ya os podéis
imaginar, podríamos desgranar bastante más de la trama argumental de esta
segunda temporada, pero creemos que es mejor pasar a daros nuestra particular
valoración de la misma.
Desde el punto de vista
interpretativo, esta segunda tanda de episodios aporta realmente poco con respecto
a la primera, manteniendo, eso sí, un alto nivel en el trabajo de todos sus
actores, tanto adolescentes como adultos. Con todo, si tuviésemos que
distinguir por el trabajo de uno de ellos, nuestra mención especial sería para
Alisha Boe dando vida al, quizá, personaje más complejo de esta temporada, la
atormentada Jessica Davis.
Argumentalmente, “Por
trece razones” / “13 Reasons why” aborda con total frialdad temas tan candentes
como el acoso escolar, el suicidio, la parcialidad judicial y la violencia en
la adolescencia, aunque lamentablemente hemos acabado esta segunda temporada
con la sensación de haber perdido nuestro tiempo visionando unos episodios que,
de haber estado mejor construidos, hubiesen constituido una magnífica
oportunidad para continuar con el efecto denuncia / concienciación que ya
vivimos en la primera temporada de la serie. Y es que los guiones de esta
segunda etapa se han centrado casi exclusivamente en incidir en las mismas
situaciones ya vividas y explicadas en la primera, aunque, eso sí, dándonos la
visión de los agresores, dejando al espectador la sensación de la culpa en
estos casos es del agredido (en este caso, Hannah) en lugar de del agresor.
A parte de lo que os
hemos contado, otra decisión técnica que nos ha dejado con bastante mal cuerpo
por la forma que el equipo técnico ha tenido de llevarlo a la pantalla, es la
aparición de Hannah convertida en fantasma, acompañando permanentemente a Clay
mientras este descubre un pasado que para nada imaginaba. Esto, junto con la
escasa relevancia de los primeros personajes en declarar en el juicio (y que
ocupan los 6 primeros capítulos de esta segunda temporada), tiene como
consecuencia que el ritmo de la serie sea lento y predecible, lo que da a lugar
a que esta segunda temporada sea, desgraciadamente, totalmente prescindible.
Por todo lo que os hemos
contado, para los miembros de este equipo, la segunda temporada de “Por trece
razones” puede considerarse un pegote con el que intentar alargar un chicle aún
a costa de sacrificar la calidad del producto inicial, lo que da como resultado
una producción que no aporta nada (o, al menos, que no aprovecha ninguna de las
puertas que abre) a la historia que ya conocíamos, por tanto, nuestra nota
final es de un 5 sobre 10.
Título original: "13 Reasons
Why " – Estados Unidos
Género: Drama, Adolescente
Año de creación: 2017
Año de finalización: 2019 (tercera
temporada)
Capítulos:
39 (en tres temporadas)
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