La historia del cine LGTBI, y más particularmente de las películas románticas dentro de esta categoría, son algo así como una historia de resistencia, de visibilidad y de evolución. Aunque el cine es cine desde hace más de 125 años, durante una gran parte de estos años las representaciones de las relaciones entre personas del mismo sexo fueron invisibilizadas, o distorsionadas hasta límites insospechados.
No fue
hasta mediados de los años ochenta cuando irrumpieron directores como Pedro
Almodóvar o James Ivory (con su maravillosa “Maurice”) que el amor entre
personas del mismo sexo no empezó a tener cierto peso en las carteleras,
aunque, eso sí, un peso muy marcado por el sufrimiento y la represión.
No fue
hasta hace pocos años, con la llegada de títulos como “Call me by your name” o
“Love, Simon” que la representación de las relaciones amorosas con total naturalidad
y toda su complejidad, entre personas del mismo sexo o diferentes identidades
de género, llegaron a nuestros cines.
Hoy en
este rincón os queremos hablar de una película dirigida por el debutante
estadounidense Matthew López. Corría 2023 y adaptaba la novela homónima de Case
McQuiston de 2019. Os hablamos de “Rojo, blanco y sangre azul”.
“Rojo,
blanco y sangre azul” empieza presentándonos a Alex Claremont-Díaz (a quien da
vida Taylor Zakhar Perez), el hijo de la primera presidenta de los Estados
Unidos de América. Alex se dirige a Londres donde debe asistir en
representación de su madre a la fiesta de compromiso del príncipe heredero.
Durante
la fiesta, y después de beber bastante, tiene un altercado físico con el
príncipe Henry (a quien da vida Nicholas Galitzine), el tercero en la línea
sucesoria del trono británico. Por dicho altercado ambos jóvenes acaban en el
suelo cubiertos de tarta. Esa imagen, rápidamente circula por todo el mundo y
en todos los medios.
A su
vuelta a Estados Unidos, Ellen Claremont (Uma Thurman), la presidenta,
interroga a Alex sobre el incidente y viendo que este puede interferir en su
campaña electoral de su reelección, envía de nuevo a Alex a Londres donde
deberá fingir amistad con Henry de la forma más pública posible.
Aunque al
comienzo todo es frío y distante entre los jóvenes, poco a poco se van
sincerando, Alex le cuenta Henry que no puede verle por un comentario que le
hizo tres años atrás cuando se conocieron en otro acto, y Henry le cuenta el
motivo de dicho comentario.
A partir
de aquí, los encuentros se hacen más frecuentes y el contacto a través de
email, de WhatsApp y teléfono se hace casi diario creando así una bella
relación de amistad que acaba desembocando en un beso y de ahí, a un amor que
tienen que explotar a escondidas.
Con todo,
y a media campaña electoral para la reelección avanza, tras un viaje sorpresa
de Henry para estar con Alex, este tiene que salir del armario con sus padres,
los cuales lo aceptan y le aconsejan que piense sobre su futuro en la relación,
por ser quienes son ambos.
Poco
después, durante unas vacaciones en Texas, Alex le confiesa su amor a Henry y
este, abrumado y temiendo no poder mantener su relación amorosa por su condición
de heredero al trono, huye a Inglaterra.
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Alex y el príncipe Henry durante sus vacaciones |
Después
de unos días separados, Alex se presenta en palacio y después de hablar con
Henry le convence para continuar su relación, aunque pronto se deberán
enfrentar a un nuevo problema, la filtración a la prensa de todos sus emails
privados y, por tanto, su relación.
¿Se
enfrentará Henry a su familia y, por tanto, a la familia real británica?
¿Saldrá a flote su relación? O pesará más el poder de las instituciones que el
del amor. Como ya os podéis imaginar, para tener la respuesta de estas y otras
preguntas, os tocará ver “Rojo, blanco y sangre azul”.
Técnicamente
os diremos que “Rojo, blanco y sangre azul” nos ha sorprendido muy
positivamente ya que, con su estética moderna y un buen trabajo de cámara que
ayuda a enfatizar la carga romántica entre ambos jóvenes y sus problemas, logra
transmitirnos de primera mano los sentimientos de estos en cada momento de la
trama.
También
nos ha gustado mucho la escenografía, tanto cuando la historia se ha
desarrollado en Washington como cuando se ha desarrollado en los palacios
británicos, los cuales ayudan a escenificar la grandiosidad de la familia real.
Desde el
punto de vista interpretativo, nos ha gustado mucho el trabajo de Taylor Zakhar
Perez dando calidez, energía y una gran capacidad de lucha a su Alex
Claremon-Díaz. También nos ha gustado el trabajo de Nicholas Galitzine con su
sutil y a la vez poderosa interpretación de Henry, un personaje más vulnerable
que Alex por su condición. Además, nos ha encantado la química que destilaban
ambos.
“Rojo,
blanco y sangre azul” aborda temas tan complejos como el amor, la identidad, la
familia y la lucha por la aceptación lidiando tanto con la sexualidad de cada
uno de sus personajes como con el impacto que esta tiene en su vida pública.
"Rojo,
blanco y sangre azul" no es solo una historia de amor entre un príncipe y
el hijo de la presidenta de los Estados Unidos; es un cóctel explosivo de
romance, poder, y las altas expectativas de las élites que, a menudo, se
sienten como una jaula dorada.
Por todo
lo que os hemos contado, nuestra nota final para “Rojo, blanco y sangre azul”
es de un 7.5 sobre 10.
Título original: “Red, White and Royal Blue” – 2023 – USA
Duración: 118 minutos
Dirigida por: Matthew López
Género: Drama, romántico, LGTBI
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