martes, 18 de marzo de 2025

Rojo, blanco y sangre azul

Rojo, blanco y sangre azul - Poster

La historia del cine LGTBI, y más particularmente de las películas románticas dentro de esta categoría, son algo así como una historia de resistencia, de visibilidad y de evolución. Aunque el cine es cine desde hace más de 125 años, durante una gran parte de estos años las representaciones de las relaciones entre personas del mismo sexo fueron invisibilizadas, o distorsionadas hasta límites insospechados.

No fue hasta mediados de los años ochenta cuando irrumpieron directores como Pedro Almodóvar o James Ivory (con su maravillosa “Maurice”) que el amor entre personas del mismo sexo no empezó a tener cierto peso en las carteleras, aunque, eso sí, un peso muy marcado por el sufrimiento y la represión.

No fue hasta hace pocos años, con la llegada de títulos como “Call me by your name” o “Love, Simon” que la representación de las relaciones amorosas con total naturalidad y toda su complejidad, entre personas del mismo sexo o diferentes identidades de género, llegaron a nuestros cines.

Hoy en este rincón os queremos hablar de una película dirigida por el debutante estadounidense Matthew López. Corría 2023 y adaptaba la novela homónima de Case McQuiston de 2019. Os hablamos de “Rojo, blanco y sangre azul”.

“Rojo, blanco y sangre azul” empieza presentándonos a Alex Claremont-Díaz (a quien da vida Taylor Zakhar Perez), el hijo de la primera presidenta de los Estados Unidos de América. Alex se dirige a Londres donde debe asistir en representación de su madre a la fiesta de compromiso del príncipe heredero.

Durante la fiesta, y después de beber bastante, tiene un altercado físico con el príncipe Henry (a quien da vida Nicholas Galitzine), el tercero en la línea sucesoria del trono británico. Por dicho altercado ambos jóvenes acaban en el suelo cubiertos de tarta. Esa imagen, rápidamente circula por todo el mundo y en todos los medios.

A su vuelta a Estados Unidos, Ellen Claremont (Uma Thurman), la presidenta, interroga a Alex sobre el incidente y viendo que este puede interferir en su campaña electoral de su reelección, envía de nuevo a Alex a Londres donde deberá fingir amistad con Henry de la forma más pública posible.

Aunque al comienzo todo es frío y distante entre los jóvenes, poco a poco se van sincerando, Alex le cuenta Henry que no puede verle por un comentario que le hizo tres años atrás cuando se conocieron en otro acto, y Henry le cuenta el motivo de dicho comentario.

A partir de aquí, los encuentros se hacen más frecuentes y el contacto a través de email, de WhatsApp y teléfono se hace casi diario creando así una bella relación de amistad que acaba desembocando en un beso y de ahí, a un amor que tienen que explotar a escondidas.

Con todo, y a media campaña electoral para la reelección avanza, tras un viaje sorpresa de Henry para estar con Alex, este tiene que salir del armario con sus padres, los cuales lo aceptan y le aconsejan que piense sobre su futuro en la relación, por ser quienes son ambos.

Poco después, durante unas vacaciones en Texas, Alex le confiesa su amor a Henry y este, abrumado y temiendo no poder mantener su relación amorosa por su condición de heredero al trono, huye a Inglaterra.


Alex y el príncipe Henry durante sus vacaciones
Alex y el príncipe Henry durante sus vacaciones


Después de unos días separados, Alex se presenta en palacio y después de hablar con Henry le convence para continuar su relación, aunque pronto se deberán enfrentar a un nuevo problema, la filtración a la prensa de todos sus emails privados y, por tanto, su relación.

¿Se enfrentará Henry a su familia y, por tanto, a la familia real británica? ¿Saldrá a flote su relación? O pesará más el poder de las instituciones que el del amor. Como ya os podéis imaginar, para tener la respuesta de estas y otras preguntas, os tocará ver “Rojo, blanco y sangre azul”.

Técnicamente os diremos que “Rojo, blanco y sangre azul” nos ha sorprendido muy positivamente ya que, con su estética moderna y un buen trabajo de cámara que ayuda a enfatizar la carga romántica entre ambos jóvenes y sus problemas, logra transmitirnos de primera mano los sentimientos de estos en cada momento de la trama.

También nos ha gustado mucho la escenografía, tanto cuando la historia se ha desarrollado en Washington como cuando se ha desarrollado en los palacios británicos, los cuales ayudan a escenificar la grandiosidad de la familia real.

Desde el punto de vista interpretativo, nos ha gustado mucho el trabajo de Taylor Zakhar Perez dando calidez, energía y una gran capacidad de lucha a su Alex Claremon-Díaz. También nos ha gustado el trabajo de Nicholas Galitzine con su sutil y a la vez poderosa interpretación de Henry, un personaje más vulnerable que Alex por su condición. Además, nos ha encantado la química que destilaban ambos.

“Rojo, blanco y sangre azul” aborda temas tan complejos como el amor, la identidad, la familia y la lucha por la aceptación lidiando tanto con la sexualidad de cada uno de sus personajes como con el impacto que esta tiene en su vida pública.

"Rojo, blanco y sangre azul" no es solo una historia de amor entre un príncipe y el hijo de la presidenta de los Estados Unidos; es un cóctel explosivo de romance, poder, y las altas expectativas de las élites que, a menudo, se sienten como una jaula dorada.

Por todo lo que os hemos contado, nuestra nota final para “Rojo, blanco y sangre azul” es de un 7.5 sobre 10.

 

 

 

Título original: “Red, White and Royal Blue” – 2023 – USA

Duración: 118 minutos

Dirigida por: Matthew López

Género: Drama, romántico, LGTBI

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