La
industria del cine, a lo largo de la historia, nos ha ofrecido un gran número
de dramas románticos que nos han impactado y se han quedado marcados en nuestro
cerebro, sin ir más lejos tenemos grandes clásicos como “El diario de Noa”,
“Los puentes de Madison”, “Ghost. Más allá del amor”, “Brokeback Mountain”,
etc.
La
mayoría de estos dramas están protagonizados por personas adultas (con indiferente
sexualidad) pero ¿Qué pasa con los más jóvenes? Pues, hemos de deciros que, los
últimos años han tenido también su cuota de protagonismo en pantalla, sobre
todo, los más pequeños con títulos como “Mi chica” o “Un puente haciaTerabithia” o incluso “A dos metros de ti”.
Con esta entrada, os queremos compartir nuestra crítica de una película recién llegada al catálogo de
Netflix. Adaptando la novela homónima de la joven escritora italiana Erin Doom quien
con dos únicas novelas se ha convertido en toda una institución en el país
transalpino. En esta entrada nos centraremos en la película que adapta su
primera novela, “Fabricante de lágrimas”.
“Fabricante
de lágrimas” empieza presentándonos, a modo de flashback, una de las
protagonistas de la historia, la pequeña Nica quien sufre un aparatoso
accidente en un viaje con sus padres fruto del cual, estos mueren dejando a la
pequeña huérfana.
Poco
después del accidente, Nica llega al orfanato de Sunnycreek, lugar regentado
con mano de acero por la dura señora Margaret quien lleva a todos los huérfanos
con mano de hierro, todos menos uno, Rigel (interpretado de adulto por Simone
Baldasseroni), quien en poco tiempo se convierte en el principal enemigo de
Nica.
La
infancia de Nica y del resto de los huérfanos pasa entre castigos de Margaret y
el relato de varias leyendas que se cuentan los pequeños, entre las cuales está la
del fabricante de lágrimas, un artesano un tanto misterioso responsable de
haber provocado los miedos y los sufrimientos de los seres humanos.
Ya en la
actualidad, nos encontramos con una Nica adolescente que, de un día por otro ve
cumplido su deseo, ser adoptada por una familia, los Milligan. Cuando los
Milligan van a recogerla a Sunnycreek escuchan de fondo la bella melodía de
piano que Rigel está tocando. Sorprendidos, se interesan también por el joven,
llevándoselo también para casa.
Así, de
esta manera, Nica acaba compartiendo casa y vida con la única persona con quien no quería: Rigel. Ya en casa, Rigel se muestra como realmente es, introvertido, inteligente
y, sobre todo, extrañamente protector con Nica.
Poco a
poco Nica y Rigel se irán uniendo, descubriendo, a través de su pasado en
común de penurias que han vivido y de lo que han tenido que esconder que,
únicamente tienen un camino para poder convivir y más, cuando cada uno de ellos
tiene su particular forma de superar sus problemas, uno a través de la ira y la
otra a través de la bondad.
Rigel y Nica en su casa adoptiva |
Sí, al
final resulta que tanto Nica como Rigel son “el fabricante de lágrimas” del
otro, un fabricante que, en su caso actúa por un sentimiento tan profundo e
importante como es el amor.
¿Cómo dos
rivales pueden sentir tal atracción? ¿Pueden dos hermanos, adoptivos, tener una
relación? ¿Conseguirán vencer su pasado y forjarse un futuro? Como es evidente,
nosotros sabemos las respuestas a estas y otras preguntas, aunque os animamos a
verla para obtenerlas.
Técnicamente
os diremos que, sin haber leído la obra original de Erin Doom, “Fabricante de
lágrimas” es una película que parece crear por y para un público claramente
juvenil o en edad de descubrir su primer amor. ¿Esto es malo? No necesariamente
ya que, en este caso, el equipo técnico ha querido dar un estilo muy diferente
al habitual en otras obras parecidas para contarnos una historia llena de
sentimiento, de romanticismo y como no, pasión, sin olvidar eso sí, una bella
factura técnica visual.
Sí que es
verdad que, argumentalmente, y bajo nuestro particular punto de vista,
“Fabricante de lágrimas” se ha quedado en una historia demasiado plana, cuando
nos muestran a Nica llegando al orfanato y vemos la mirada que pequeño Rigel le
dedica, ya casi sabemos el final, y desgraciadamente, no nos equivocamos.
Interpretativamente
nos encontramos con dos trabajos que, pese a correctos, no despuntan tanto como
deberían, parecen más pensados por competir con “Élite” y sus cuerpos 100%
normativos que, por sus propias capacidades interpretativas, aunque aquí, tanto
Simone Baldasseroni como Caterina Ferioli, como mínimo logran transmitirnos lo
que sus personajes sienten.
Aunque le
hemos echado mucho de menos que “Fabricante de lágrimas” asumiera muchos más
riesgos, nuestra nota final para ella es de un 5.5 sobre 10.
Título original: “Fabbricante di lacrime” – Italia – 2024
Dirigida por: Alessandro Genovesi
Duración: 103 minutos
Género: Drama, Romántico
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