Cómo nos apetecía a los del equipo pasar una tarde de domingo tumbados en el sofá viendo una película, sin importarnos si fuera hacía frío o calor, llovía o soplaba el viento. El pasado domingo decidimos hacerlo, lo teníamos todo: el sofá, la televisión, un par de DVD’s y sobretodo, las ganas.
Pese que ninguno de los miembros del equipo somos admiradores (de hecho ni seguidores) de Woody Allen, finalmente optamos por ver “Vicky Cristina Barcelona”. ¿Por qué? Pues sencillo, hacía unos meses que teníamos el DVD en casa, y simplemente... tocaba.
Hace unos años, se armó un revuelo importante en Barcelona, y la cosa no era para menos, uno de sus visitantes famosos Woody Allen (anda por Barcelona regularmente, dando conciertos de jazz), había aceptado la propuesta de hacer de Barcelona la protagonista de una de sus cintas (y dos más a lo largo de la geografía peninsular). Finalmente creemos que se quedó la cosa en “primera y última”, según dicen por presiones y decepción (presiones porque se viera una Barcelona bonita, y decepción por la no llegada de algunas subvenciones). Bueno, algo así como nos pasó a los del equipo, presión por la campaña publicitaria y la aureola del Sr. Allen, y decepción por el fiasco que nos pareció la película, pero bueno, vamos a ella.
“Vicky Cristina Barcelona” nos cuenta la historia de dos amigas (Vicky – Rebecca Hall – y Cristina – Scarlett Johansson –) que, acaudaladas ellas, deciden abandonar sus Estados Unidos, para pasar unas vacaciones en Barcelona.
Una vez en la ciudad Condal, no sabemos si por el influjo del mar (que no apareció en la película), o de las hormonas, viven una particular historia de amor de manos de quizá, uno de los latin lover más famosos del momento, Javier Bardem (en la película, Juan Antonio), un pintor con aires de bohemio que vive envuelto en una complicada relación con su ex, María Elena (Penélope Cruz).
Ya os podéis imaginar: bohemio ricachón (sino, de que tendría una mansión en Barcelona, y un amigo con jet privado para ir a Asturias a las primeras de cambio) utiliza sus encantos para llevarse al huerto a las dos amigas. Cuando al final se decide por una de ellas (básicamente porque la otra, no sabiendo si está enamorada de su pareja o de Juan Antonio, decide casarse con su novio), se la lleva a vivir en casa, y formar un trío con su lunática ex. Y ya lo tenemos todo para desarrollar lo que supuestamente era “Vicky Cristina Barcelona”, una comedia inteligente.
El problema está en que, bajo el punto de vista del equipo, Allen, no lo consigue. Ni es una comedia (solo nos arrancó alguna sonrisa puntual), ni es inteligente (de hecho, el argumento es … seamos sinceros… UN COÑAZO), y encima, bajo nuestro modesto punto de vista, ni aparece Barcelona, solo algunas imágenes de postal de la Sagrada Familia, del Parc Güell y de un barrio chino que no nos creemos ni borrachos de pacharán.
¿Qué salvamos? Pues realmente poco, quizá solo un poco a Penélope Cruz, y es que, por una vez, (que no sirva de precedente) “la Pene no da pena” y sorprende con un personaje realmente camaleónico perfectamente interpretado. También destacamos la odiosamente pegadiza banda sonora (la de horas que nos quedamos con los compases de “Barcelona”... el tema principal. Ejem…).
Al final, la nota global que los del equipo le ponemos es baja, un 3,5, por aburrimiento y decepción (J un 3, el otro J un 4). N, una vez más, permaneció enroscado en su sofá.
Título original: "Vicky Cristina Barcelona" – 2008 – USA
Dirigida por: Woody Allen
Género: Comedia romántica
Duración: 96 minutos