Se ha dicho muchas veces, aunque una parte (a veces parece que demasiado importante) de la sociedad parece no querer entenderlo, el amor es totalmente libre y no entiende ni de sexo, ni de edad, ni de nacionalidades. Amor es, y será siempre, amor.
Actualmente, escuchamos y leemos casi
diariamente historias de agresiones entre gente que siente y ama de forma
distinta a la del agresor. Son actos que suceden de grandes y medianas
ciudades, donde la libertad y el anonimato están más que garantizadas (por
suerte) ¿qué pasaría si estas historias sucedieran en zonas más pequeñas? Lo
mismos, pero sin saberse.
Es una pena que actualmente el cine tenga
problemas para encontrar huecos donde contar historias, para limitarse a buscar
los grandes éxitos comerciales (megaproducciones, superhéroes, etc.), porque la
historia que nos explica “Tierra de Dios”, la película que os contaremos hoy,
hubiese merecido muchísima más atención.
La trama de "Tierra de Dios” nos desplaza
en plena campiña de Yorkshire (al norte de Inglaterra), allí en medio de prados
de pasto nos encontramos una granja familiar dedicada a la cría de ganado
(corderos y vacas). En la granja viven Johnny (a quien da vida Josh O’Connor),
su padre Martín, invalidado por un accidente cerebral, y Deirdre, la abuela ya
muy entrada en años. Sobre las espaldas de Johnny recae toda la responsabilidad
de la casa y del negocio.
Como Johnny está completamente desbordado, la
familia contrata temporalmente un trabajador rumano Gheorghe (interpretado por
Alec Secareanu) para que ayude a Johnny en las tareas de la granja. Poco a
poco, vamos descubriendo más cosas Johnny, un joven cansado y asqueado de su
vida quien en su tiempo libre se dedica a beber hasta emborracharse y a tener
sexo esporádico con otros chicos.
Al poco de llegar a la granja, Gheorghe y
Johnny tienen que irse de pastoreo en las montañas, allí, alejados de la
civilización y de la gente, ambos hombres se mostraran tal cual son, el uno un
hombre de mundo, capaz tanto de montar un muro como de ayudar a parir y el
otro, un ser violento y arisco, aunque con el paso de los días, Johnny
aprenderá a colaborar y a trabajar en compañía y ambos descubrirán que les une
algo más, su gusto sexual por los hombres, aunque en eso también será Johnny
quien aprenda más.
Poco a poco, la violencia se va aparcando y va
dejando aparecer gotas del auténtico Johnny quien va aprendiendo a compartir,
tanto en la vida como en el sexo, apreciando todo lo que le rodea en cada
momento.
Johnny y Gheorge aprendiendo a compartir |
A la vuelta a la granja ya nada es igual, Johnny
ha cambiado, ha dejado a un lado sus borracheras, colabora en las tareas de
casa y continúa viéndose con Gheorghe, hasta que un día su padre tiene un nuevo
derrame dejándole la responsabilidad de la granja entera para él.
Una noche, después de que Johnny le propusiera a
Gheorghe quedarse en la granja, el primero se emborracha y acaba teniendo sexo
con un chico del bar, provocando la cólera de Gheorghe quien muy enfadado se
marcha y abandona la familia.
Sólo y totalmente desbordado por el trabajo en
la granja (dirección, mantenimiento, cuidado de su padre, del ganado, etc.) a
Johnny sólo le queda un recurso, encontrar a Gheorghe pedirle perdón y hacer
que vuelva, aunque, ¿Podrá? Nosotros sabemos la respuesta, pero como ya os
podéis imaginar, nos la guardaremos.
Lo primero que nos sorprende de “Tierra de Dios”
es que se trata de una película tremendamente intimista, donde la historia de
amor y de trabajo que une a Johnny y Gheorghe en la campiña inglesa es contada
con suma sensibilidad, aunque tenga que contarnos una secuencia de fracasos o
derrotas personales. Son casi dos horas gritos dentro de la calma, de placeres
encontrados, de dureza, de honestidad.
Técnicamente, en “Tierra de Dios” estamos ante
una cinta realmente sencilla, donde los efectos especiales no tienen cabida,
donde lo que realmente importa son los sentimientos y los problemas diarios de
sus protagonistas. No os vamos a engañar, se respira cierto paralelismo con
“Brokeback Mountain” aunque muy pronto se observan las grandes diferencias
entre ellas.
Desde el punto de vista interpretativo, nos
gustaría remarcar el gran trabajo de sus protagonistas principales, Josh
O’Connor y Alec Secareanu, para nosotros dos auténticos desconocidos que nos
han encantado, por su naturalidad, su química y sobre todo por dar cuerpo a
unos bien dibujados personajes (no es fácil mostrar el crecimiento personal, y
O’Connor lo borda).
Por todo lo que os hemos contado, nuestra nota
final para “Tierra de Dios” es de un 7 sobre 10.
Título original: “God’s Own Country” – 2017 – Reino Unido
Dirigida por: Francis Lee
Duración: 104 minutos
Género: Drama, Romance, LGTBI