Los biopics o películas
biográficas siempre han constituido un aporte importante al mundo del cine
inmortalizando, a veces, grandes personajes la historia (“Amadeus”, “La lista de Schindler”, “Una mente maravillosa”, “Mar Adentro”, etc.), otras veces relatando
parte de sus vidas, o incluso dando a conocer algunos personajes más desconocidos
para el gran público.
Dentro de este último
grupo, en 2010 llegó a nuestras pantallas la adaptación cinematográfica del
libro “Between a Rock and a Hard Place”, donde se narra la historia verídica del
escalador estadounidense Aron Ralston. En el cine llegó bajo el título de “127
horas”, y hoy en este rincón os contaremos nuestra visión de ella.
La historia de “127
horas” nos lleva directamente al estado de Utah (Estados Unidos) de 2003. Allí
nos encontrados con Aron Ralston (a quien da vida James Franco), un aventurero y
escalador que está preparando una excursión al Parque Nacional Tierra de Cañones para hacer barranquismo.
Para poder llegar con
los primeros rayos de sol, Aron carga en su coche una mochila con cuatro cosas
de primera necesidad, una videocámara, su bici de montaña y se dirige directamente
al parque.
Una vez en el parque,
Aron se dispone a cruzarlo en bici para llegar a su destino final ( el Blue John Canyon), además, para
darle más emoción a su día, intenta hacerlo rebajando el tiempo necesario para
ello, desde las 4 horas estimadas hasta los 45 minutos. Cuando ya casi está en su destino
ve a dos excursionistas, Kristi y Megan que están aparentemente perdidas.
Como experto en el
parque, convence a las jóvenes de enseñarles un camino mucho más interesante
que el que intentaban encontrar. Los tres, cruzan estrechos cañones e incluso descubren
una poza subterránea donde todos disfrutan un largo rato. Después de
despedirse, Aron continua en solitario hasta su destino.
Durante su travesía hasta
el Blue John Canyon, Aron resbala y se precipita hacia el fondo de una estrecha grieta
con la mala suerte de que una roca se desprende tras su paso y acaba encajando
su brazo derecho entre dicha roca y la pared del cañón.
Al verse atrapado y aislado
en el fondo del cañón Aron grita con todas sus fuerzas, aunque pronto se da cuenta que está
completamente aislado y abandonado a su suerte. Con sólo una cantimplora de
agua, una vieja navaja-multiusos y la videocámara, Aron empieza a racionarse el
agua y a grabarse en vídeo para dejar constancia de sus acciones.
Durante las primeras
horas, Aron intenta desgastar la roca con la vieja navaja, aunque con el paso
de las mismas ceja en su intento inútil de desgastar la roca que le aprisiona para
intentar su última opción, usar la navaja como desafilado bisturí. Y hasta aquí
es lo que os podemos contar del argumento de “127 horas”.
Técnicamente “127 horas”
nos parece una cinta muy bien llevada a cabo, ya que, aunque la mayoría de los casi
90 minutos de metraje transcurren en un mismo escenario (el cañón donde está
atrapado Aron), la correcta sucesión de sueños, preocupaciones, alucinaciones y
tribulaciones de Ralston convierten este biopic en una especie de película de
acción de ritmo lento (suena raro, pero es así) para reflejar el drama que le
tocó vivir a su protagonista, donde las alucinaciones y la lucidez quedan
perfectamente reflejadas, gracias sobre todo al trabajo de James Franco.
Interpretativamente, y
como os acabamos de comentar, queremos destacar muy especialmente el trabajo de
James Franco, quien logra transmitirnos con todo lujo de detalle el sufrimiento
de Ralston durante las 127 horas que estuvo encajado en el cañón, mostrando
desde el lado más humano de su personaje hasta los momentos más duros en los
que toma su tremenda decisión. Sin lugar a dudas, un trabajo realmente
impactante.
Por todo lo que os acabamos
de contar, nuestra nota final para “127 horas” es de un 6.5 sobre 10, y os la
recomendamos sobre todo si no tenéis demasiada aprensión hacia el sufrimiento
ajeno.
Título: “127 hours” –
Reino Unido – 2010
Dirigida por: Danny
Boyle
Duración: 93 minutos
Género: Drama,
biográfica