lunes, 25 de mayo de 2020

Wonder

Wonder Poster
Sin lugar a dudas, vivimos en un mundo cada vez más globalizado donde las fronteras son meramente, instrumentos políticos. Con todo, y pese a que físicamente podemos movernos por casi todo el globo terráqueo sin más limitaciones que las presupuestarias, cada uno de nosotros tiene varios submundos donde vivir. Sí, tenemos nuestros pequeños mundos donde nos sentimos seguros, con nuestros límites y fronteras (nuestra ciudad, nuestro grupo de amigos, nuestra propia casa, etc.).

Estaréis de acuerdo con nosotros que, aunque esto es común para todos, la situación se complica cuando una persona padece algún condicionante o alguna enfermedad que le hace “diferente” al resto ya que, en esos casos, fuera del mundo más cercano a esta persona, su seguridad se diluye.

Este mundo más cerrado y su apertura ha sido reflejado, a lo largo de la historia, en múltiples películas y libros. Uno de estos libros, escrito por Raquel Palacio vio la luz en 2012 y cinco años después, en 2017 tuvo una adaptación al cine de la cual, hoy os hablaremos en este pequeño rincón, se trata del drama “Wonder”.

“Wonder” empieza desplazándonos al norte de Manhattan (Nueva York) donde nos encontramos con el pequeño August “Auggie” Pullman (interpretado por Jacob Tremblay) y con sus padres Isabel (Julia Roberts) y Nate (Owen Wilson) y su hermana mayor Olivia. Los cuatro conforman lo que podríamos llamar una familia de clase media-alta con un pequeño-gran problema, “Auggie” sufre una enfermedad que le ha desfigurado completamente la cara.

“Auggie” de 10 años es un niño inteligente y dulce que, a su edad, debe enfrentarse por primera vez al hecho de ir a la escuela ya que, hasta el momento ha sido su madre quien le ha dado clases particulares, pero en vistas a su paso a secundaria debe prepararse en una escuela.

Los problemas en la escuela no tardan a aparecer con burlas y marginaciones. Solo un niño, Jack se muestra cercano convirtiéndose en su amigo, aunque durante una fiesta de disfraces descubre, de la peor manera posible, que Jack actúa movido por órdenes del director del centro (Traseronian). “Auggie” se viene abajo y pone distancia con Jack, su único amigo en la escuela mientras, en su cabeza la idea de abandonar la escuela empieza a tomar forma.

Días más tarde, una compañera de clase le hace ver a Jack que el distanciamiento de “Auggie” es consecuencia de sus actos y este, arrepentido, reacciona volviéndose a acercar a “Auggie” y protegiéndolo de las continuas agresiones de Julián, el matón del curso quien acaba siendo expulsado de la escuela.

Auggie, Jack y una amiga
Auggie, Jack y una amiga


Como bien os podéis imaginar suceden bastantes más cosas en las casi dos horas de metraje de “Wonder” pero nosotros dejaremos aquí nuestro resumen argumental.

Técnicamente os diremos que “Wonder” tiene un gran hándicap, el buenismo de lo políticamente correcto. Desde el minuto uno “Wonder” nos muestra por donde irá, la tolerancia hacia diferencia, la lucha por la integración de las personas distintas, el bullying. Con todo, y pese a que la idea es genial, el argumento y el desarrollo de “Wonder” se queda totalmente en el esquematismo, la superficialidad, la falta total de sorpresas y en demasiadas ocasiones, excesivos momentos de moralina.

Por el contrario, uno de los grandes puntos a favor de “Wonder” es su casting destacando ante todos el pequeño Jacob Tremblay dando vida de “Auggie” y convirtiéndolo en un personaje 100% natural por el que sentir empatía (sin caer en la pena ni en lo lacrimógeno). También queremos destacar tanto el trabajo de Julia Roberts y de Owen Wilson ya que, cuando aparece la primera en pantalla la copa totalmente dando vida, con dolor y pesar a la madre del pequeño protagonista y el segundo consigue dar credibilidad a ese padre medio ausente, pero a la vez, amigo de su hijo. Lo dicho, lo mejor de “Wonder”.

Por todo lo que os hemos contado, nuestra nota final para “Wonder” es un 7.5 sobre 10.






Título original: “Wonder” - USA – 2017
Dirigida por:Stephen Chbosky
Duración: 113 minutos
Género: Drama
viernes, 22 de mayo de 2020

La casa de las flores - Temporada 3

La casa de las flores temporada 3 Poster
"Ay, por favor” ¡Cuanto vamos a echar de menos a la gran Paulina de Mora! Esa mujer directa, sin tapujos y que no tiene miedo a decir nada, aunque lo diga de una forma más que peculiar. Al final habrá estado entre nosotros sólo un par añitos, pero su rastro y personalidad, perdurará. La descubrimos en agosto de 2018, cuando la plataforma de streaming Netflix lanzó la serie mexicana “La casa de las flores” convirtiéndose para nosotros en un personaje entrañable.

Poco más de un año después de su estreno llegó a nuestras pantallas la segunda temporada de “La casa de las flores”, una temporada que, por cierto, ya os podemos decir que es la más floja de las tres que tiene esta serie. Finalmente, y en pleno confinamiento por la pandemia del COVID-19 llegó al catálogo de la plataforma la tercera temporada (y temporada final) de “La casa de las flores” y como no podía ser de otra forma, los miembros de este equipo nos hicimos con nuestro hueco en el sofá para verla de un tirón.

Esta tercera temporada de “La casa de las flores” empieza justo en el punto donde lo dejó su fallida predecesora, con Paulina de la Mora (Cecilia Suárez) entrando en prisión después de entregarse y su hermana Elena (Aislinn Derbez) en coma en el hospital después del accidente que sufrió.

La vida para Paulina se complica por momentos ya que, en la cárcel además de tener de compartir celda con Jenny, la ex líder de la secta de “La parvada” que su familia denunció, debe enfrentarse a la hostilidad de sus compañeras de presidio instigadas por la propia Jenny. Por si fuera poco, Victoria, la madre de Verónica y abuela de Paulina, Elena y Julián, llega a la casa grande para hacerse cargo de ella, complicando y mucho la vida de todos por su forma de ser y de tratarles.

Por sorpresa de todos y como María José no puede desplazarse a México por trabajo, envía en su lugar a su hermana Purificación, pero esta, presa por una envidia insana, más que ayudar a Paulina, le complica la vida, pues queda verla, por tiempo, encerrada en la cárcel mientras ella, se hace pasar por María José.

A quienes parece que todo les va viento en popa es a la pareja formada Julián y Diego, aunque tienen que hacer frente a dos problemas graves, la salida del armario definitiva de Diego ante sus homófobos padres y el descubrimiento de que Elena, aún en coma, está embarazada de Diego.

Pero como todo tiene un inicio y para evitar el desaguisado de la temporada previa,  la historia se desplaza a modo de flashbacks y simultaneando con lo que os estamos contado, a un ya lejano 1979, allí nos encontramos con una Victoria controladora que mantiene a su marido enfermo encerrado en la habitación mientras extiende su control sobre una joven Verónica (a quien da vida Isabel Burr).

Victoria, ansiosa de dinero y de poder pretende casar a su hija con la mejor opción, aunque esta no puede ni verlo. Cansada de la déspota de su madre, Verónica y su novio Salomón “Salo” Cohen y dos amigos, Ernesto de la Mora y Patricio “Pato” Lascurain deciden irse a pasar unas vacaciones de diversión lejos de la casa grande.

Durante esas vacaciones, el alcohol y las drogas corren con fluidez entre los cuatro jóvenes mientras disfrutan del sexo, los ligues y las fiestas. Por un lado, y aunque “Pato” es homosexual, después de intentar ligar con varios chicos, acaba teniendo sexo con Verónica a vistas de Ernesto, mientras el resto de tiempo, esta lo pasa con su novio “Salo”. Unas vacaciones que, poco a poco se van llenando de secretos casi inconfesables que acompañarán a los cuatro amigos hasta nuestros días.


Pato, Virginia, Ernesto y Salo en el desfile del orgullo gay 1979

Pato, Virginia, Ernesto y Salo en el desfile del orgullo gay 1979



¿Cómo acaba Virginia con Ernesto si su novio era “Salo” y tiene sexo con “Pato”? Y en la actualidad ¿saldrá Paulina de la cárcel pese a tener a Puri de defensora? Y más importante aún ¿quedará la casa grande en manos de los hermanos De La Mora? Como ya os podéis imaginar, nosotros sabemos la respuesta a estas preguntas, aunque no os descubriremos nada si os decimos que, aquí no encontraréis ninguna respuesta.

Técnicamente, nos gustaría remarcar el excelente trabajo de Manolo Caro, el creador y director de “La casa de las flores” ya que, después de una temporada realmente floja ha conseguido recuperar la chispa, el humor y la magia que hace dos años nos enganchó a una mayoría. En este cierre de la historia, el humor y la crítica social han vuelto por todo lo alto, y lo han hecho con unos personajes potentes, una escenografía cuidada y todo envuelto con un halo de purpurina LGTB que consigue hacernos vibrar durante los 11 capítulos de esta temporada.

Desde el punto de vista interpretativo, queremos remarcar que, de acuerdo a la potente personalidad que se les dibuja, todo el plantel de actores está magistral, aunque brillan especialmente, la gran Cecilia Suárez dando vida a esa Paulina que nos acompañará para siempre, Paco y María León dando vida a los hermanos Riquelme y, aunque parezca mentira, las nuevas incorporaciones: Isabel Burr dando vida a la joven Virginia y Christian Chávez interpretando brillantemente a un sorprendente “Pato”.

En definitiva, y una vez finalizada “La casa de las flores”, podemos deciros que es una serie que desde el primer momento ha optado por la inclusión de la diversidad, tratando sin tapujos temas como la homosexualidad, la transexualidad, la prostitución, la infidelidad, las drogas y todo, en base a unos personajes bien detallados, bien construidos y destilando frescura y diversión por los cuatro costados (salvo en la segunda temporada).

Por todo lo que os hemos contado nuestra nota final para esta tercera temporada de “La casa de las flores” es de 8.5 sobre 10.




Título original: “La casa de las flores” – México
Género: Drama,
Año de creación: 2018
Año de finalización: 2020 (tercera y última temporada)
Capítulos: 33 capítulos
viernes, 15 de mayo de 2020

Carol

Carol (2015) Poster
Realmente, cumplir a rajatabla las órdenes marcadas por las autoridades sanitarias frente a la pandemia que nos azota este final de primer trimestre de 2020, no es divertido. Es más, es duro estar confinado las 24 horas del día, trabajar en casa y salir de ella sólo para comprar o para sacar el perro a hacer sus necesidades, pero siempre hay que sacarle algo positivo a las situaciones más difíciles, y en esta, aparte de ganarle la partida al Covid-19 tenemos otra cosa importante a ganar, ocupar las horas muertas recuperando alguna película que, en su momento, se nos quedó en el tintero.

Una de estas películas que se nos quedó en el cajón de “futuribles” es la producción británico-estadounidense de 2015 protagonizada por Cate Blanchett y Rooney Mara titulada “Carol”.

“Carol” es la adaptación de la novela homónima de Patricia Highsmith y en su lanzamiento llego a estar nominada en los grandes festivales de cine, Cannes, Oscars de Hollywood, los Bafta, Globos de oro, etc., en la mayoría de casos, por el trabajo de sus dos actrices principales.

La historia de “Carol” nos desplaza directamente al Nueva York de la década de los 50 del pasado siglo XX. Nos encontramos en un glamuroso restaurante, y en una mesa del mismo nos encontramos con dos mujeres, Carol (a quien da vida Cate Blanchett) y Therese (interpretada por Rooney Mara). En un momento determinado, ambas mujeres interrumpen su encuentro abruptamente al verse interrumpidas por un hombre que invita a Therese a una fiesta esa misma noche.

Con este punto de partida, la trama de “Carol” realiza un flashback unos meses atrás, justo antes de unas navidades. Therese, aunque tiene como ilusión convertirse en fotógrafa, está trabajando en la campaña de navidad de unos grandes almacenes. Sin esperarlo, queda ensimismada observando a una mujer rubia que la mira disimuladamente mientras simula que mira un tren eléctrico.

Carol, la mujer rubia, al final se dirige a Therese buscando una muñeca que ya está agotada, como no quiere perder mucho tiempo, Therese le vende el tren que miraba y al irse, Carol olvida sus guantes de piel en el mostrador. Sin quererlo ni beberlo, la semilla de algo muy fuerte ha enraizado entre ambas.

Therese, podríamos decir que tiene la vida encarrilada, tiene novio, trabajo y una aspiración (convertirse en fotógrafa) aunque no dinero, en cambio, Carol es una mujer de alta sociedad, con mucho carácter y más dinero, pero atada a un matrimonio sin amor que no funciona. Como bien dice el dicho, los polos opuestos se atraen, y entre Therese y Carol pronto surge una gran complicidad.

Cate Blanchett y Rooney Mara en "Carol"
Carol y Therese, dos mujeres en busca de su libertad sexual


Con el paso de los días, una conoce la vida de la otra, la empatía da tanta fuerza su complicidad que, cuando Carol le propone coger el coche y lanzarse a una aventura por las carreteras de Estados Unidos, esta ni se plantea rechazar la oferta dejando a su novio sin palabras.

Los quilómetros y los moteles se van sucediendo mientras recorren las carreteras del interior, y con esos quilómetros, sus planes van surgiendo y su amor va profundizando, tanto que, como no podía ser de otra manera llegan a tener sexo.

Cuando están en la cima de su relación, Carol recibe una noticia que le provoca dos reacciones, la primera explota al descubrir que un investigador privado les ha estado pisando los talones y la segunda, debe regresar a Nueva York sin dar más explicaciones. Carol desaparece y Therese queda en manos de una amiga de Carol para que la devuelva a su casa.

Ambas mujeres pierden el contacto durante mucho tiempo, Carol debe enfrentarse a un divorcio difícil con su marido y Therese aprovecha para rehacer su vida con su novio y empezar su carrera en el periódico, y como ya os podéis imaginar, ha llegado el momento de deciros que “hasta aquí lo que os podemos contar del argumento de “Carol”.

Desde el punto de vista interpretativo, nos gustaría remarcar el gran trabajo de sus dos actrices principales (en este caso, entendemos que ambas son protagonistas, no secundarias), Cate Blanchett y Rooney Mara. Ambas, en base a una gran química, consiguen transmitirnos sin problemas la lucha personal de sus personajes por poder vivir su vida como ellas quieren, queriendo a quienes ellas quieran, aunque de las dos, es Rooney Mara quien nos ha ganado totalmente, con su juego de miradas, su inocencia y su lucha por conseguir algo que hace 60 años era casi impensable, vivir su sexualidad.

Técnicamente, “Carol” es una película un tanto irregular ya que, aunque está muy bien tramada y tiene una gran fotografía (las miradas de Therese a través de los cristales del coche son simplemente geniales), se sustenta básicamente por el gran trabajo de sus dos actrices principales. Podríamos decir que “Carol” es algo así como una road-movie de dos mujeres en busca de su libertad sexual, aunque lamentablemente queda inconexa por algunos vacíos incomprensibles.

Por todo lo que os hemos contado, nuestra nota final para “Carol” es de un 6.5 sobre 10, y os la recomendamos, aunque solo sea para disfrutar del gran trabajo de Mara y Blanchett.

 

 

 


Título original: “Carol” - 2015 – Reino Unido
Dirigida por: Todd Haynes
Duración: 118 minutos
Género: Drama, homosexualidad

lunes, 11 de mayo de 2020

Valeria - Temporada 1

Valeria Poster
Érase una vez un confinamiento en el que los miembros de este equipo hicieron de todo para intentar sentirse menos encerrados: desde cocinar kilos y más kilos de dulces combinados con otros suculentos platos, hasta leerse esas novelas pendientes desde hacía tiempo, pasando por entretenerse acariciando al perro o descubriendo mundos tan dispares como el de los jugones y el de los TikTokers (de este último, podríamos escribir un par de enciclopedias).

No obstante, como aquí escribimos sobre cine y han sido incontables las maratones de series y películas que hemos hecho durante esta fase tan divina, hoy os hablaré de una serie que me ha tocado la fibra sensible. Y sí, digo “hablaré” en singular porque, pese a que esta crítica recoge la opinión de ambas partes, es hoy el miembro de la generación a la que los personajes de esta serie pertenecen quien compartirá con todos vosotros sus impresiones sobre “Valeria”, el último estreno de Netflix que parece estar arrasando entre la audiencia y que, a su vez,  está recibiendo hostias como panes (así, como suena) por parte de numerosos espectadores.

¿Y de qué trata esta serie? Pues de la vida de Valeria (Diana Gómez), una joven escritora valenciana afincada en un pisazo del madrileño barrio de Malasaña pese a estar arruinada como consecuencia de ser incapaz de centrarse en esa novela (erótica, thriller, drama... ¿qué más da? Es una novela y punto) que está escribiendo, a la par que se dedica a rechazar, según sus propias palabras, empleos de mierda que le permitirían dejar de llorar por no tener ni un duro.

Junto a la protagonista, tenemos a su marido Adrián (Ibrahim Al Shami), un fotógrafo con quien dice tener una relación feliz a pesar de que, desde el primer momento, podemos observar que ese amor que ella dice sentir por él tiene menos brillo que una balsa de lodo seca, así como también nos encontramos con sus amigas Lola (Silma López), Carmen (Paula Malia) y Nerea (Teresa Riott). Todas ellas están permanentemente en contacto, compartiendo todo aquello que les inquieta, les atormenta y les perturba (va por ti, Esperanza Gracia) y haciendo planes que nos permiten ver las sombras y las luces de cada personaje.

Así, vemos a Lola defendiendo la libertad sexual sin complejos aunque en el fondo solo quiera amar y ser amada, a Carmen a la caza de su ideal romántico de formas poco ortodoxas, o a Nerea viviendo su lesbianismo en la sombra y sin afrontar los miedos que su orientación sexual le produce de cara a su familia. No obstante, el plato fuerte lo encontramos en la propia Valeria quien, de golpe y porrazo, cae rendida a los pies de Víctor (Maxi Iglesias), quien la traerá de cabeza desde el primer momento en el que se cruza con él. Todo ello aderezado con unos escenarios muy coloristas, además de por una escenografía y elección musical que, sin duda, son los aspectos más cuidados de "Valeria".

Y, con los ingredientes anteriores, ¿qué obtenemos? Pues una historia que pretende ser una versión moderna de “Sexo en Nueva York” a la española pero que, en realidad, acaba siendo un remake sexual de “A salir de clase”, en la que nos encontramos con cuatro mujeres cercanas a la treintena que mantienen diálogos y actitudes más propias de adolescentes malcriadas de 16 años y que, a menudo, son acojonantes. Porque, a mis 32 años, ver a una mujer de edad similar a la mía viviendo en un pisazo en el centro de una gran ciudad que se plantea rechazar trabajos por tener que trabajar un fin de semana al mes me resulta ya no sólo surrealista, sino ofensivo. Pero en realidad esto no deja de ser anecdótico, porque lo que a mí me ha resultado completamente cuestionable viene a continuación.

Nos encontramos con un hombre, Víctor, que no para de intentar seducir a Valeria aún a sabiendas de que está casada, manipulándola constantemente hasta el punto de influir de forma determinante en su novela. De hecho, y aún cuando quien aporrea las teclas de su MacBook Air último modelo (ideal para personas arruinadas, como Valeria) para escribir su novela es la propia protagonista, las palabras que redacta sólo salen cuando tiene algún tipo de contacto con él.


Las protagonistas de "Valeria"
"Vosotras me dais la vida... Bueno, vosotras y un buen rabo" - Lola


Y, hablando de matrimonios, el personaje de Lola se acuesta cada vez que tiene oportunidad con un hombre casado, con el que a menudo juega a ejercer de novia perfecta a la vez que finge aceptar que, para él, lo que tienen no pasa de ser una aventura sexual pasional. ¿Lo malo del asunto? Pues que este personaje desprecia permanentemente los sentimientos que pueda tener la mujer del susodicho mientras que se dedica a llorar por las esquinas porque ella, que es una borde, es incapaz de reconocer que lo único que busca es que alguien la quiera. Todo muy coherente, vaya.

Partiendo de estas premisas, podemos afirmar sin tapujos que un hombre soltero seduzca a una mujer casada siendo consciente de que le puede generar un problema es lo más romántico del planeta. Y, además, parece ser que las mujeres son unas insensibles a las que les importa una mierda lo que puedan sentir otros si hay un hombre de por medio. ¿Dónde quedan aquí reflejados movimientos sociales tan significativos como el famoso #MeeToo, que, entre otras cosas, pretendía dar visibilidad a todas esas mujeres que, luchando por la igualdad de derechos, han tenido que enfrentarse a problemáticas tan graves como el acoso? ¡Hay que joderse!

En nuestro caso, no hemos leído los libros de Elisabet Benavent en los que se basa la historia, por lo que no vamos a entrar en el debate de si el guión es fiel a los mismos o no. Pero, lo que sí os diremos, es que para hacer un producto como "Valeria", cuya única virtud es presentar en un precioso envoltorio una bazofia que debe ser calificada como tal cosa por sus interpretaciones dignas para olvidar (sólo Maxi Iglesias tiene un pase, y por los pelos), lo surrealista de sus situaciones, su flagrante falta de ritmo (sus 8 capítulos de 40-45 minutos cada uno nos resultaron eternos) o la gran cantidad de tramas satélite abiertas y pendientes de resolver alrededor de la principal, que no es otra que saber si Valeria le pone los cuernos a su marido o no, hubiese sido mucho mejor no hace nada.

Por todo ello, y a diferencia de lo habitual, nos negamos rotundamente a puntuar la primera temporada de "Valeria", al considerar que este producto es indigno de una plataforma del prestigio de Netflix y que, como hombre homosexual comprometido con la igualdad, me resulta repugnante por la imagen que da de ambos sexos bajo el pretexto de evitar etiquetas.

Perder el tiempo con ella o no, depende de vosotros.
 
 
 
Título original: “Valeria” – España
Género: Drama, Romántico
Año de creación: 2020
Año de finalización: 2020 (primera temporada)
Capítulos: 8 capítulos
 
sábado, 9 de mayo de 2020

Merlí: Sapere Aude - Temporada 1

Poster de Merlí: Sapere Aude
El mundo del cine y de la televisión es un mundo realmente peculiar y, aunque a veces cueste de verlo muy personal ya que, hay películas y series que unos odian con sólo verlas cinco minutos y otros tienen la sensación contraria. En 2015 se estrenó en TV3 (Televisió de Catalunya) una serie que en el equipo nos apasionó desde el primer momento: “Merlí”.

“Merlí” nos narraba la vida y aventuras de un profesor de filosofía quien, mediante métodos muy particulares estimulaba a sus alumnos de instituto a pensar y crecer libremente. Tuvo 3 grandes temporadas y un final más que cerrado.

Por sorpresa de muchos, el pasado mes de diciembre de 2019 se estrenó un spin-off de dicha serie, “Merlí: Sapere Aude” protagonizada en esta ocasión por Pol Rubio, el aventajado alumnos de Merlí, en la serie original.

“Merlí: Sapere Aude” nos desplaza directamente al siguiente curso académico donde finalizó la serie original, aunque en vez de llevarnos al instituto Angel Guimerà, nos lleva directamente a los pasillos de la Universidad de Barcelona donde nos encontramos con un Pol Rubio (a quien da vida Carlos Cuevas) acabado de llegar a la facultad y conociendo a nuevos amigos Biel (Pere Vallribera), Oti (Claudia Vega), Minerva (Azul Fernández) y Rai (Pablo Capuz).

Todos sus amigos del instituto han quedado atrás, solo coincide en los pasillos de la Universidad con su amigo íntimo Bruno Bergerón (David Salvans) aunque este, no ha optado por filosofía, si no por historia. Como es obvio, los profesores tampoco son los mismos, y ni mucho menos su mentor, Merlí, aunque ya durante el primer día, descubre quien podría considerarse su sustituto, la profesora de ética María Bolaño (a quien da vida María Pujalte).

Desde las primeras clases, la profesora Bolaño saca a relucir su carácter fuerte, mordaz, irreverente y a menudo, sin demasiada vergüenza lo cual, muy pronto hace que Pol se fije en ella y la convierta en su motivación dentro de la carrera, aunque como ya os podéis imaginar, su carácter sea diametralmente opuesto, tanto en clase como en la calle a su querido Merlí.

Con todo, en “Merlí: Sapere Aude” el peso principal del argumento no recae en las clases de filosofía, si no en la vida personal que rodea a Pol y a sus principales amigos, Minerva y Rai. Rai es un chico algo mayor a Pol, perteneciente a una clase social alta quien, además de mucho dinero ha tenido siempre importantes carencias efectivas y dificultades para mantener relaciones sociales por su arrogancia y sus dotes de superioridad, por el contrario, Minerva es una chica argentina que ha llegado a Barcelona para estudiar, pero debe trabajar para mantenerse.

La arrogancia de Rai pronto llama la atención de Pol, quien se enamora de este sin remedio. Pero esta vez, el enamoramiento de Pol no es correspondido, ya que Rai inicia una relación con Minerva. Pol, totalmente perdido busca descubrir y confirmar su aceptada bisexualidad, pues además de con Oti mantiene una relación más que tóxica con su amigo Bruno.

Bruno y Pol
Bruno y Pol, con su relación tóxica

¿Cómo le irá a Pol con su nuevo compañero Rai? ¿Conseguirá enrollarse con él o deberá continuar fantaseando mientras se aprovecha de Bruno y de quien se cruce en su camino? Y, por otro lado, ¿Cómo llevará el curso con la complicada profesora Bolaño? Muchas preguntas, de las cuales como ya os podéis imaginar, sabemos las respuestas, aunque nos las guardaremos celosamente, bien al contrario que nuestra opinión sobre “Merlí: Sapere Aude”.

Interpretativamente en “Merlí: Sapere Aude” nos encontramos con un casting casi completamente nuevo, repitiendo además de Carlos Cuevas (Pol) y ocupando papeles muy secundarios, David Salvans (Bruno), Boris Ruiz (el padre de Pol) y Anna Maria Barbany (la Calduch, la abuela de Pol). De las nuevas incorporaciones nos gustaría repasar el trabajo de María Pujalte (la catedrática Bolaño), Pablo Capuz (Rai) y Azul Fernández (Minerva) aunque lamentablemente lo haremos para deciros que, no nos han gustado. Empezando por Pujalte os diremos que, nos ha dado la sensación que no encaja, es un personaje y un trabajo sin magia y a años luz de su predecesor. Capuz y Fernández no están mucho mejor, aunque en esta ocasión, es más por ellos que por su personaje, están fríos, distantes sin conseguir transmitir. Sin lugar a dudas, una mala elección de casting para esta primera temporada de “Merlí: Sapere Aude”.

Desde el punto de vista argumental y técnico os diremos que “Merlí: Sapere Aude” nos ha decepcionado bastante, quizá es que los miembros de este equipo veníamos de una serie brillante como “Merlí” donde cada capítulo teníamos a un profesor brillante explicando a un filósofo y el resto del capítulo nos contaba la vida de todos, el descubrimiento de su sexualidad, sus relaciones, etc., relacionándolo con las enseñanzas del filósofo, mientras que en “Merlí: Sapere Aude” la filosofía queda en un segundo plano, pasando toda la carga en la aceptación y explotación de la bisexualidad de Pol y su paso a la edad adulta.

Para los miembros de este equipo es una auténtica lástima que “Merlí: Sapere Aude” haya perdido el espíritu de la original quedándose como un mero aprovechamiento de una historia que funcionó más que bien, quizá es atractiva para los nuevos espectadores, pero para el resto, se ha cambiado la magia por las escenas subidas de tono de un Pol omnipresente.

Por todo lo que os hemos contado, nuestra nota final para la primera temporada de “Merlí: Sapere Aude” es de un 5 raspado sobre 10.

 


 

 

Título original: “Merlí: Sapere Aude” – España
Género: Drama,
Año de creación: 2019
Año de finalización: 2019 (primera temporada)
Capítulos: 8 capítulos