Parece mentira que una película
perteneciente al más puro círculo comercial pueda provocar el alud de
sentimientos y sensaciones que nos genera “La lista de Schindler” cada vez que
la vemos.
Sí, habéis leído bien, “cada vez
que la vemos”, pues aunque en esta ultima ocasión no pudimos estar el equipo al
completo, sí que todos los miembros la hemos visto ya alguna que otra vez, y
siempre acabamos emocionados ante la dureza de la historia, la belleza estética
y la banda sonora de la película.
Parece mentira que una película
con casi 20 años (se estrenó en 1993) continúe impactando como impacta, pero es
lo que tienen los grandes clásicos, pasa el tiempo y continúan ahí, emocionando
como el primer día.
El inicio de la historia nos sitúa
en la Cracovia
(Polonia) de 1939, pocos días después de la entrada triunfal de las tropas de
Hitler en la ciudad, en el preciso momento en que la comunidad judía recibe la
orden del gobernador nazi de censarse. Mientras, un recién llegado a la ciudad,
vestido elegantemente, con grandes fajos de dinero, y una esvástica colgada en
la solapa de la americana empieza a hacerse visible por los locales nazis más
frecuentados. Es Oskar Schindler (Liam Neeson) un joven y ambicioso empresario
alemán.
Días más adelante, y en medio de
un creciente ambiente de humillación hacia los judíos, un Schindler crecido se
pone en contacto con Itzhak Stern (Ben Kingsley) un prestigioso contable judío
para que este acepte convertirse en el contable de la que será su futura
empresa de esmaltados. A regañadientes, Stern acepta la oferta cuando Schindler
le confirma que en su empresa únicamente trabajarán judíos.
Tiempo después, los judíos son
desalojados con malas maneras de sus casas y obligados a instalarse en un gueto
de Cracovia. En ese momento empieza el reclutamiento de lo que Schindler
considera ‘hombres esenciales’ para su proyecto, tarea que evidentemente le
deja en manos de Stern.
La vida en el gueto cada empeora
día a día, tanto que a comienzos de 1943 se inicia el desalojo del mismo,
camino del recién inaugurado campo de trabajo de ‘Plaszow’. El desalojo,
observado a lo lejos por Schindler, se convierte en un auténtico exterminio.
Plaszow, bajo la dirección del
déspota Goeth (Ralph Fiennes) se convierte en el dormitorio de los trabajadores
de Schindler y, a la vez, en la plataforma de lanzamiento hacia los campos de
exterminio de Auschwitz.
Esto dura hasta mediados de
1944, cuando Goeth recibe la orden de exterminio de los presos enfermos de Plaszow
y la deportación del resto a Auschwitz. Este momento es cuando Schindler decide
usar todos sus recursos para salvar al máximo número de judíos de la muerte.
En una dura negociación con
Goeth, nuestro protagonista compra la vida de unos 1200 presos para emplearlos
en su empresa, reconvertida a la fabricación de armamento.
Schindler y Stern redactando la lista |
Como estamos ante una película
basa en hechos reales (URL), podríamos contaros como acaba, pero no lo haremos,
como no contaremos ninguna de las durísimas secuencias que Steven Spielberg nos
hace vivir en esta película.
Hacer una valoración de “La Lista de Schindler” la
verdad es que se nos antoja algo complicado pues, siendo imparciales (como
siempre intentamos ser), deberíamos valorar lo positivo y lo negativo de cinta,
y en este último grupo la verdad, nos cuesta encontrar cosas.
Técnicamente nos parece una
película que roza la perfección, con una banda sonora de John Williams que
realmente te hace vivir cada segundo, con una escenografía que te hace poner
los pelos de punta (recordaremos siempre la imagen de esa niña, imagen de la
inocencia cruzando, entre balas, asesinatos y sangre, las calles de un
desalojado gueto).
Impactantes secuencias de la inocente niña de rojo |
El guión también es remarcable
con frases como:
“¿El negocio va bien? Sí, señor.
¿Hay algún motivo para pensar que el mes que viene irá peor? Podría acabar la
guerra…”
“De esta fábrica no saldrá nunca
una munición que pueda matar a una persona”
“Poder es cuando tenemos
justificación para matar, y no lo hacemos”
“Quién salva una vida, salva al
mundo entero”
En cuanto a las interpretaciones,
nos gustaría remarcar especialmente dos, la del gran Ben Kingsley (Itzhak
Stern), y la de Liam Neeson (Schindler). El primero por la personalidad, dura y
sensible a la vez que impregna al personaje, y el segundo, por llenar la
historia con un personaje que vira de egoísta a gran hombre durante el
trascurso de las casi tres horas de metraje.
Desde el punto de vista
negativo, quizá únicamente mencionar el excesivo metraje de la película, 195
minutos, aunque teniendo en cuenta la gran cantidad de cosas que nos cuenta, en
ningún momento llega a hacerse pesada.
Los del equipo valoramos a esta
película con un 9 sobre 10, y celebramos los merecidísimos 7 Oscars que
consiguió en 1993 (director, película, guión, montaje, música, dirección
artística y fotografía), posiblemente pocas veces tan merecidos como en esta
ocasión.
Título original: “Schindler’s
List” - 1993 – USA
Duración: 195 minutos
Dirigida por: Steven Spielberg
Género: Drama, Histórica