No os
vamos a engañar, no somos para nada fans de ver una película y después leer el
libro en el que se basa ya que, el libro siempre es mejor y es como tener un
spoiler constante que te rompe la magia (y si no lo tienes, es que la
adaptación es pésima), lo que sí hacemos, en alguna ocasión, es ver la adaptación
cinematográfica cuando hemos leído el libro en el que se basa, aunque eso sí,
debe de haber transcurrido mucho tiempo desde que lo hayamos hecho. Más que
nada, porque las comparaciones entre ambos son más que odiosas.
Hoy en
este rincón os comentaremos la adaptación de una novela del irlandés John Boyne
publicada en 2006. La novela fue un auténtico éxito mundial, traduciéndose a
más de treinta idiomas y vendiendo millones de ejemplares, os hablamos del
drama sobre el holocausto nazi, “El niño con el pijama de rayas”.
Pues
bien, en 2008 y en pleno éxito comercial del libro, llegó a nuestras carteleras
su adaptación, y hoy, unos años después, os contaremos nuestro punto de vista sobre ella.
“El
niño con el pijama de rayas” empieza presentándonos a Bruno (a quien da vida Asa Butterfield),
un niño alemán de 8 años que, totalmente ajeno a lo que está viviendo su país
durante de la Segunda Guerra Mundial, corretea por las calles de Berlín con sus
amigos. Un día, sin esperárselo, Bruno y su hermana Gretel son reunidos por
su padre, Ralf (David Thewlis), un estricto comandante del ejército alemán, para
darles una noticia que cambiará su vida, toda la familia dejará Berlín para
trasladarse a Polonia, su nuevo destino.
Después
de un largo viaje, la familia llega a su destino, una casa aislada en una zona
llamada Auschwitz. Al poco de estar en la casa, Bruno descubre que, desde su
ventana puede ver un grupo de casas cercano, unas casas rodeadas por una
alambrada y con mucha gente vestida con pijamas de rayas yendo de un lado a otro.
Cuando
su madre lo descubre, se preocupa mucho ya que se siente engañada por Ralf, y
le indica a Bruno que, bajo ningún concepto puede acercarse a dichas casas, las
cuales el pequeño confunde con una granja.
Un día
Bruno, decide explorar las cercanías de la casa llegando a escondidas de su
madre hasta la alambrada, donde se encuentra con un niño de su edad, con el que,
rápidamente entabla amistad, el pequeño se llama Shmuel (Jack Scanlon). Shmuel
y Bruno se irán viendo y hablarán sobre lo que pasa en el campo, intentarán
jugar y Bruno le llevará comida alguna que otra vez.
En
casa de Bruno las cosas se complican también ya que, mientras Gretel cae a pies
juntillas en las redes del nazismo impulsada por el tutor que les da clases a
ambos, la madre de los pequeños descubre sorprendida el verdadero
motivo por el que están viviendo tan cerca de Auschwitz, un lugar donde
regularmente es asesinada e incinerada gente.
Bruno y Shmuel jugando en la alambrada |
Presa
del pánico y el engaño, convence a Ralf que ese no es lugar para educar a sus
hijos, decidiendo que ella y sus dos hijos abundarían la casa dos días después.
Cuando Bruno se entera de eso, corre donde Shmuel para contárselo, aunque se
encuentra a su pequeño amigo preocupado por la desaparición de su padre. Sin
tiempo de pensarlo mucho, Bruno le dice a Shmuel que cruzará la alambrada y le
ayudará a buscar a su padre.
¿Conseguirá
Bruno cruzar la alambrada antes de su partida? ¿Qué se encontrará dentro de lo
que él considera “la granja” de Auschwitz? Como es más que evidente, nosotros
sabemos la respuesta de estas y otras preguntas, pero nos las guardaremos
celosamente.
Argumentalmente
nos encontramos que, “El niño del pijama de rayas” es una obra que parte de una
idea poco original ya que, son muchas las obras que relatan el drama del
holocausto nazi (“La vida es Bella”, “La Lista de Schindler”, “El pianista”,
etc.). En esta ocasión se adapta, muy fielmente, la obra homónima y best-seller
del irlandés John Boyne y lo hace de muy buenas maneras demostrando que, es muy
posible llevar un bestseller literario al cine de forma sencilla y efectiva.
Técnicamente,
“El niño del pijama de rayas” es una película tan sencilla como perfecta, no
hay grandes efectos especiales, no hay grandes ambientaciones, pero lo que si
tiene es un acertadísimo ritmo narrativo que mantiene al espectador pegado a la
pantalla durante los escasos 90 minutos que dura.
Desde
el punto de vista interpretativo nos quitamos el sombrero ante las grandes
actuaciones de sus dos pequeños protagonistas, Asa Butterfield dando vida al
inocente Bruno y Jack Scanlon
interpretando a Shumel, el pequeño niño judío que le ha tocado vivir el
drama del campo de concentración. El resto de intérpretes, simplemente
correctos, sin desentonar con la película.
Por todo lo que os hemos contado, nuestra nota final para “El niño del pijama de rayas” es de un 7.5 sobre 10.
Título original: “The boy in the stripped Pajamas”- 2008 - Reino Unido
Dirigida por: Mark Herman
Duración: 94 minutos
Género: Drama, holocausto, amistad
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