Cuatro años han tenido que pasar entre el estreno de “Piratas del Caribe. En el fin del mundo” y el pasado 20 de mayo del 2011, fecha en la que se entrenó a nivel mundial en las salas de cine la cuarta parte de esta saga, titulada “Piratas del Caribe. En mareas misteriosas”.
Durante este tiempo, decenas de rumores han surcado las redes de información: primero que la saga había acabado con la tercera parte, poco después que continuaría con un spin-off, más adelante que se grabaría una nueva parte pero con un casting de actores completamente renovado… Finalmente acabó cumpliéndose parte del último rumor, ya que la película que hoy criticamos es una entrega completamente nueva de la saga, pero en la cual únicamente han continuado Geoffrey Rush y Johnny Deep (este último, por suerte, ya que consideramos que en esta saga es insustituible). Después de mucho tiempo se confirmó un pequeño gran cambio, Orlando Bloom y Keira Knightley dejaban la saga dejando paso a nuestra española más universal (cinematográficamente hablando...) Penélope Cruz.
Como quien no quiere la cosa, los guionistas han ideado una continuación que transcurre “En el fin del mundo”. ¿Recordáis cómo acabó? Exacto, con Barbossa (Geoffrey Rush) navegando en la Perla Negra en busca de la “Fuente de la Juventud”, mientras Sparrow intenta recuperar su navío a bordo de un pequeño bote, mientras en sus mangas mantiene un importante as: el mapa de la “Fuente de la Juventud”.
Cuatro años después en nuestras pantallas, un tiempo desconocido para nuestros personajes, en Londres y en pleno apogeo de la caza de piratas, Gibbs (el lugarteniente de Sparrow) es sometido a un juicio a muerte. Por suerte para él, y para los espectadores, Sparrow hace acto de presencia y desencadena una de las mejores escenas de acción de toda la película, persecución en carros incluida.
Cuando todo parece más complicado de la cuenta para nuestro querido capitán, hace acto de presencia su padre (Keith Richards) y le lleva hasta un misterioso capitán Sparrow (¿otro?) que está reclutando piratas para ir en busca de la fuente de la juventud. Preso de la curiosidad, Jack va al encuentro del impostor que usurpa su nombre, llevándose una sorpresa mayúscula cuando debajo del disfraz de pirata encuentra a un antigua conocida, Angélica (o lo que es lo mismo, a nuestra “querida” Penélope Cruz).
Hace tiempo que no se veían, y la última vez algo no salió bien entre ellos, no se tienen confianza pero se necesitan, así que Jack se enrola en la tripulación del “Venganza de la Reina Anne”, donde Angélica es la segunda del buque, capitaneado por el temible Barbanegra, el padre de Angélica.
La auténtica "Perla Negra" |
A partir de este momento la película entra en un devaneo de secuencias y situaciones un tanto inexplicables, hablando a nivel de una película de piratas, claro. Sobre todo cuando se dejan escapar un conjunto importante de situaciones a las que era posible sacarles mucho jugo, ya que tras la fuente de la juventud van simultáneamente Sparrow, Barbossa y enviados del reino de España, pero resulta prácticamente imposible ver a todos los grupos juntos, hecho este que se consigue únicamente cuando la película empieza a llegar a su fin. Por cierto, la actuación de Oscar Jaenada (“El Español”) es, sin lugar a dudas, la peor de toda la película.
Como para que la fuente funcione, se debe seguir un cierto ritual, nuestros protagonistas tendrán que hacerse con una sirena y dos cálices dorados, y a ello dedicaran más de la mitad de la película. Proporcionalmente, un cuarto de ella a capturar una sirena, y el otro cuarto a deambular por la selva en busca de los cálices y de la fuente.
Os tenemos que asumir que a los del equipo, “Piratas del Caribe. En mareas misteriosas” nos decepcionó bastante, y más teniendo en cuenta que la vimos en 3D, por aquello de poder ver perfectamente los gestos de Jack. No vamos a decir que el 3D es malo o mal hecho (como sí pudimos comprobar en “Alicia en el País de las Maravillas” de Burton), para nada, el problema que le vimos aquí es que, simplemente, no lucía. ¿Por qué? Pues porque al señor Rob Marshall (director de esta cuarta parte), no le ocurrió otra idea que desarrollar casi íntegramente la acción en escenas nocturnas (una pena, la verdad).
En cuanto a los actores, os debemos reconocer que estamos algo contrariados, pues mientras Deep, Penélope Cruz y Geoffrey Rush, analizados uno por uno hacen un trabajo realmente bueno (como mínimo, bueno cuando el pobre guión les deja), entre Sparrow y Angélica (Deep y Cruz), la química es tan escasa que no logran transmitir ninguna sensación al público, es más, parece que hayan grabado por separado las escenas y alguien las haya rejuntado al final.
A los del equipo no se nos hizo tan pesada como la tercera, pero notamos que le sobraban minutos, y no pocos precisamente. La mayoría de ellos, no os vamos a engañar, son lo protagonizados por un nuevo personaje secundario, el misionero Philip que de preso en el barco de Barbanegra, pasa a enamorarse perdidamente de una sirena, contándonos todo el proceso de enamoramiento, a lo que nos preguntamos ¿realmente aporta algo más que tediosos minutos?
Ya veis, no nos ha encantado y esperábamos más, pero nos hemos encontrado con una nueva secuela de la saga, o la cuarta parte, como queráis decirlo, carente de la gracia, del gancho y de la frescura de las dos primeras partes, pero manteniendo ese espíritu que le transfiere a Jack Sparrow su alter ego en la vida real, Johnny Deep (¿o era al revés?) y la BSO de siempre, lo más justo creemos que es ponerle un 6 sobre 10.
Otras películas de la saga:
"Piratas del Caribe. El cofre del hombre muerto"
Título original: “Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides” – USA – 2011
Duración: 141 minutos
Dirigida por: Rob Marshall
Género: Aventuras