jueves, 29 de febrero de 2024

La chica danesa

La chica danesa poster
Las personas vivimos situaciones traumáticas, a veces provocadas por el entorno, otras veces por nuestros propios actos, y en otras, nos vemos envueltos en una situación tan indeseada como injusta, y porque no decirlo, poco aceptada por el resto de la sociedad.

Aunque estos últimos años, la mayoría de las sociedades occidentales han avanzado mucho en el campo del respeto y la aceptación al diferente, aún hoy en día, mucha gente se ve señalada por la calle o debe soportar miradas, comentarios o risitas descaradas por ser y sentir diferente. Uno de les colectivos que más han sufrido este linchamiento social son las personas que sufren disforia de género.

Que ¿qué es la disforia de género? Pues es la sensación que sufre una persona cuyo género es diferente al que se le asignó al nacer o que no se siente identificado con las características físicas de su sexo provocándole desde incomodidad hasta angustia pasando por la desesperación.

En muy pocas ocasiones el cine se ha atrevido con un tema tan profundo como el de la disforia de género. Hoy en este rincón os hablaremos de una de ellas, os hablaremos de la adaptación al cine de la novela biográfica de la pintora danesa Lili Elbe, “La chica danesa” el drama estrenado en 2015 bajo la dirección de Tom Hooper.

“La chica danesa” empieza situándonos en el Copenhague de mediados de la década de los 20 del siglo XX. Allí nos encontramos con a una pareja de pintores, el paisajista Einar Wegener (a quien da vida Eddie Redmayne) y su esposa, la retratista Gerda Wegener (interpretada por Alicia Vikander).

Aunque ninguno de los dos es un artista de renombre sí que, son reconocidos en ámbitos culturales de la sociedad danesa, quizá con más éxito Einar, aunque todas sus obras reflejen el mismo paisaje en diferentes épocas y momentos, mientras su mujer Gerda lucha por vender sus retratos a varias galerías.

Los Wegener son un matrimonio de lo más compenetrado y duro, tanto que, un día Gerda debe recurrir a Einar para que sustituya a una modelo, cuando esta no llega a su casa y debe finalizar un cuadro. La sensación de las telas, las medias despiertan en Einar algo que él mismo desconoce.

Al poco de esta experiencia, Gerda convence a Einar para que se maquille y se vista de mujer para que ella pueda pintarla, a lo que el joven accede, dando vida así a Lili Elbe (a quien interpreta el mismo Eddie Redmayne).

A partir de este momento Lili va brotando cada vez más en la vida de Einar, primero posando para su mujer, después, con el éxito de sus cuadros y retratos, saliendo a la calle como Lili y mezclándose en la sociedad, lo cual, no tarda en provocar los primeros choques.


Lili (Eddie Redmayne) en un acto social
Lili (Eddie Redmayne) en un acto social



Con toda la sensibilidad a flor de piel, Lili-Einar se debate diariamente en una especie de tobogán de sentimientos yendo estos desde la frustración a la incomodidad pasando por la no auto aceptación del mismo Einar, momento en que Gerda le dice que debería visitar a un médico provocando que reciba varios diagnósticos, a cada cual más descabellado, desde la homosexualidad a la locura pasando por el encierro o arriesgadas terapias.

Como solución al caos de su vida, Gerda acepta una oferta para exponer en París, una ciudad y una sociedad infinitamente más abierta que la de Copenhague, no dudando ni por un momento, en llevarse a Einar para apartarlo de la sociedad danesa. Lo que no puede imaginar Gerda es que será en París donde Lili tomará definitivamente el control de la vida de Einar.

En París los Wegener conocerán al Dr. Warnekros quien les ofrecerá una controvertida y la vez complicadísima intervención, la reasignación de sexo. No sin dudarlo mucho, aceptan, aunque como ya os podéis imaginar, ha llegado el momento de deciros: “hasta aquí lo que podemos contaros del argumento de “La chica danesa””.

Técnicamente “La chica danesa” es una película que, por su temática y montaje puede suponer cierta controversia. Su ritmo sosegado al contar la historia puede llevar a muchos a pensar que están ante una película monótona y plana. Nosotros no estamos para nada de acuerdo, aunque reconocemos que, por momentos hubiésemos agradecido algo más de brío en la narración.

Nos ha sorprendido y muy positivamente la forma como se cuenta la gran historia de amor que une a los protagonistas de “La chica danesa”, una historia de amor que nunca se apaga, simplemente evoluciona haciéndolo al mismo ritmo que los problemas de aceptación de Einar van apareciendo y ambos los van afrontando (ya sea con los primeros escarceos amorosos de Einar con hombres, el tratamiento que algunos médicos quieren imponerle o incluso algunas reacciones sociales).

También nos parece muy remarcable el gran trabajo de ambientación y puesta en escena ya que, logra transportarnos en todo momento al París y al Copenhague de los locos años 20 del pasado Siglo XX.

Interpretativamente, “La chica danesa” es donde tiene su principal baza ya que, su pareja protagonista está realmente excepcional. Por un lado, tenemos a un inmenso Eddie Redmayne dando vida al torturado Einar Wegener (y como no, a Lili) dotando a su personaje de la audacia, la sensibilidad, la fuerza y el espíritu de superación por el que el propio argumento parece no querer arriesgar, por el otro lado, nos encontramos con una brillante Alicia Vikander dando vida a una Gerda que lo hace todo por amor, con humanidad, empatía y fuerza. Ambos realmente brillantes, tanto en sus trabajos individuales como en la magia conjunta que despliegan durante toda la cinta. En cuando al resto de personajes, poco os podemos decir pues, apenas tienen papel y son meras comparsas de los dos principales.

Aunque no estemos ante una obra de arte o una obra cumbre del cine, sí que esta “La chica danesa” es una muy buena película que te llega y te marca, por tanto, y en base a todo lo que os hemos contado, nuestra nota final para ella es de un 8 sobre 10.





Título original: “The Danish girl” – Reino Unido - 2015
Dirigida por: Tom Hooper
Duración: 120 minutos
Género: Drama, LGTBI
miércoles, 14 de febrero de 2024

Whiplash

Whiplash - Poster
En el mundo de cine hay varios festivales que, de una forma u otra marcan la temporada y, en muchas ocasiones el éxito de una película. A todos nos viene a la cabeza el Festival de Cannes (en Francia), la Biennale de cine de Venecia (en Italia), en más pequeño formato, pero igualmente excepcional el Zinemaldia o Festival Internacional de cine de San Sebastián (en España), pero hay otro que, aunque mucho más reciente que estos, ha sido plataforma de lanzamiento de grandes títulos, os hablamos del Festival de Cine de Sundance (en Utah, Estados Unidos).

En Sundance, a diferencia del resto de festivales, no se presentan las películas más comerciales, sino más bien, las englobadas dentro de lo que conocemos como cine independiente. Con todo, de allí han salidos grandísimas películas como “Precious”, “Whiplash”, “Beach Rats”, “Tierra de Dios”, “Minari” o “Pequeña miss Sunshine” que se han catapultado como mejores a la mayoría de sus rivales comerciales.

En esta entrada nos centraremos en una de estas películas, la ganadora del festival de 2014 “Whiplash”, una cinta de Damien Chazelle que, pese a no conseguir el éxito en taquilla, ha maravillado a quien ha optado por verla, y hoy en este pequeño rincón os contaremos el porqué.

“Whiplash” empieza presentándonos a Andrew Neiman (a quien da vida Miles Teller), un joven estudiante de primer año de jazz en el Conservatorio Shaffer de Nueva York.  Andrew es el primer integrante de su familia en dedicarse a la música, su gran pasión y su gran sueño, ser un baterista de talla mundial.

Un día, mientras estaba practicando en solitario en una de las salas del conservatorio, hace acto de presencia Terence Fletcher (interpretado por J. K. Simmons), un célebre director de orquesta y profesor del Conservatorio. Fletcher es temido por todos los alumnos por sus radicales métodos, pero a la vez, es la ilusión de todo alumno que se fije en él.

El día de su encuentro, y pese a que la prueba a la es sometido no sale bien del todo, Neiman recibe la invitación de Terence para ensayar con su grupo, la Studio Band, ocupando el puesto de batería suplente.

Ya en el primer ensayo, Neiman se da cuenta de cómo las gasta Terence, insultando gravemente a sus estudiantes y echándolos del grupo al menor error. Cuando le toca ensayar “Whiplash”, una complicada pieza, Neiman sufre en sus propias carnes el maltrato del director, quien le acusa de no mantener el ritmo hasta el punto de que, preso de los nervios le lanza una silla y le castiga provocando las lágrimas del joven estudiante.

En día sucesivos, Neiman se deja, literalmente, la piel ensayando y buscando el ritmo que pretende Terence. Esta entrega hace que la relación entre ambos mejore hasta el punto de que el profesor se lleva al alumno a una competición. Allí, Neiman debe sustituir al baterista principal ya que este, ha perdido la partitura y no se la sabe de memoria. El éxito es total valiéndole a Neiman la plaza de batería principal.

Con todo, la alegría le dura poco, pues Terence ficha a un nuevo baterista, bastante menos talentoso que los dos anteriores. En la preparación de una nueva competición, los tres bateristas deben enfrentarse a una maratoniana sesión en la que Terence pierde los nervios, les patea e insulta constantemente.


Neiman y Terence en pleno ensayo
Neiman y Terence en pleno ensayo


Finalmente, la plaza es para Neiman quien el día de la competición sufrirá un aparatoso accidente después de un calamitoso viaje hacia el concierto. Con todo, y después de enfrentarse a Terence, Neiman toca ensangrentado y herido como baterista en el concierto, aunque a Terence no le gusta y detiene la interpretación despidiéndole allí mismo. Este acto acaba provocando que Neiman agreda al director en pleno escenario. Como es obvio, Neiman es expulsado de Shaffer, no sin antes, y con la ayuda de su padre denunciar a Terence.

Después de unos meses alejado de la música y de su ilusión, las vidas de Neiman y Terence vuelven a encontrarse para la lucha final, aunque esto, como ya os podéis imaginar nos guardaremos celosamente.

Técnicamente os diremos que “Whiplash” se adentra en el mundo de la superación personal, aunque, mezclado magistralmente con el arte, la sumisión y porque no decirlo, en muchas ocasiones, la humillación y lo hace usando un curioso juego de poderes entre maestro y alumno con una dialéctica cruel y descarnada, que es a la postre, lo que le aporta un toque distinto a otras películas que abordan el mismo tema.

Otro de los puntos donde “Whiplash” sobresale es la banda sonora, algo que, realmente se agradece, tanto para suavizar los enfrentamientos como a la vez, para dar profundidad a los mismos y meternos en un mundo, para muchos, desconocido, el del jazz. Gracias a su banda sonora, entramos en el mundo del jazz y casi sin degustarlo, el creciente ritmo y tensión que se le impone a “Whiplash” se nos transmite directamente, sufriendo por Neiman frente al más que exigente Terence.

Interpretativamente os diremos que, “Whiplash” cuenta con dos interpretaciones magistrales, la del tirano Terence Fletcher (interpretado por J. K. Simmons) y la del contenido, constante y luchador Andrew Neiman (a quien da vida Miles Teller), dos trabajos con los que ambos se lucen se compenetran y cumplimentan mientras evolucionan por diferentes estados emocionales. Ambos realmente soberbios.

No os vamos a engañar, en el equipo no conocíamos nada de “Whiplash” y nos cautivó durante todo su metraje, por tanto, por esto y por todo lo que os hemos contado, nuestra nota final para “Whiplash” es de un 8 sobre 10.





Título original: “Whiplash” - 2014 - USA
Dirigida por: Damien Chazelle
Duración: 103 minutos
Género: Drama, musical
martes, 6 de febrero de 2024

Élite - Temporada 7

Élite - Temporada 7 - Poster
Cuando uno empieza a ver una serie siempre se plantea, primero de todo, si le gustará, después si disfrutará con ella, y cuando acaba su primera temporada, la pregunta es, a veces en positivo y otras en negativo ¿la renovarán? y ahí ya se abre un mundo de opciones.

Cuando Netflix se hizo mundialmente potente, hizo correr la noticia y, hasta cierto punto, creo la tendencia de que una serie debía tener, como máximo, tres o cuatro temporadas llevándola a cabo sin contemplaciones y cancelando series que, aún tenían recorrido.

Poco después, esta tónica cambio y lo hizo sin explicaciones siendo una de las “beneficiadas”, la serie española con más visualizaciones de la plataforma, “Élite” estrenada en 2018 en la que nos presentaba a un grupo de alumnos sin recursos entrando a estudiar en el prestigioso centro educativo madrileño de “Las Encinas”.

Su primera temporada, con una idea original junto con un misterio a desvelar desde el primer capítulo y, por qué no decirlo, un elenco joven y que cumplía con todos los cánones de belleza, enganchó a mucha gente haciendo correr rápidamente la voz y confirmando de inmediato, una segunda temporada.

Las sucesivas temporadas siguieron el mismo patrón argumental (se empezaba con un asesinato que se resolvía en el último capítulo) dejando el desenlace de este en medio de una maraña de subtramas centradas, casi exclusivamente, en las relaciones sexuales entre los protagonistas con un claro abuso del alcohol, las drogas y las fiestas. Como se dice vulgarmente, “Élite” se convirtió en un guilty pleasure, o sea, un placer culpable por ver una mala serie únicamente por los cuerpos que mostraba y las relaciones 100% libres que vivían sus protagonistas.

Desgraciadamente en esta séptima y penúltima temporada, todo esto ha acabado, el equipo de “Élite” parece que, ante su inminente final, ha perdido completamente el interés por la serie y con ello, esta no solo ha perdido el Norte, también el Sur e incluso la brújula.

Esta séptima temporada de “Élite” empieza exactamente donde lo dejó la sexta, tras la marcha de Patrick, Mencía y Ari, y lo hace con la vuelta de un antiguo alumno, Omar quien, tras un año fuera regresa a “Las Encinas” para llevar a cabo unas prácticas universitarias, aunque vuelve con una mochila bien cargada y no precisamente de libros.

Paralelamente a esta reaparición, se nos presenta a los nuevos personajes de esta temporada, Joel (Fernando Lindez) el novio de Omar, Chloe (Mirela Balic) una atormentada alumna con fama de dura y frívola que llega con su madre Carmen (Maribel Verdú), también conocemos a Eric (Gleb Abrosimov) el autodestructivo primo de Nico, y para rizar el rizo, a los padres de Isadora, Martín (Leonardo Sbaraglia) y Roberta.


Iván y Joel, una de las parejas de la séptima temporada
Iván y Joel, una de las parejas de la séptima temporada



Como no podía ser de otra forma, muchos de los nuevos personajes acaban relacionándose con Iván (André Lamoglia) ya que, mientras Carmen y Chloe se acaban presentando como su madre y hermana respectivamente, Joel siente una profunda atracción sexual por él y este le corresponde ante la sorpresa y dolor de Omar.

El resto, tienen sus propias tramas, Martín y Roberta, amos y señores de los negocios turbios de drogas intentan, como pueden blanquearse, cediendo el “Isadora House” a su hija, aunque esta junto a su novio van urdiendo sus propios planes.

Como veis, parece que el equipo de creación ha querido alejarse del juego de cuerpos y libertades que nos habían mostrado las últimas 6 temporadas, aunque, sinceramente, no lo han conseguido, simplemente han conseguido reducir el número de torsos mostrados y de supuesto sexo.

En otras palabras, “Élite” ha tocado fondo perdiendo totalmente el interés y sus propias señas identificativas, ya no hay un asesinato a resolver durante toda la temporada, no hay esas alocadas fiestas con droga y litros de alcohol en locales de lujo y para colmo, no hay si esa libertad o libertinaje LGTBIQ que había imperado las primeras temporadas.

Argumentalmente, esta séptima temporada de “Élite” se centra en tres historias, la primera de ellas, la que gira sobre Omar quien en su vuelta nos presenta a un personaje con graves problemas mentales y que además deberá enfrentarse a los bandazos que da Joel, su actual novio. La segunda, es la trama “policiaca” que acabará enfrentando a Isadora con su novio y sobre todo con sus padres, y la última la de Eric, el rebelde primo de Nico quien llevará de cabeza a su familia por sus constantes intentos de autodestrucción. La verdad, podría haber dado por mucho, pero, el equipo técnico no ha sabido desarrollar de forma convincente ninguna de ellas y ni mucho menos, darle un punto policiaco o adulto.

Interpretativamente hablando, para los miembros de este equipo, esta séptima temporada de “Élite” continúa exactamente igual que sus predecesoras, con un elenco frío y sin más gancho que ver sus “cuerpos normativos” desfilando en ropa interior. En esta ocasión, la verdad, no nos ha gustado ninguna interpretación, de hecho, ni los cracks Sbaraglia y Verdú han llegado a convencernos.

Por todo lo que os hemos contado, nuestra nota final para esta séptima temporada de “Élite” es de un 4 sobre 10.





Género: Drama, Thriller, Adolescentes
Año de creación: 2018
Año de finalización: 2023 (séptima temporada)
Capítulos: 56 (en siete temporadas)