jueves, 13 de diciembre de 2018

Mi vida sin mí

Cartel de Mi vida sin mí
Hay momentos en la vida en los que uno agradece alejarse del ruido de las grandes producciones de Hollywood con superhéroes, de las batallas épicas en mundos imaginarios e incluso de las livianas comedias ligeras para tumbarse en el sofá, envolverse en su manta favorita y disfrutar de otra manera, con temas más profundos.

En el equipo sentimos esta necesidad hace unos días, y ni cortos ni perezosos, nos hicimos un hueco en el sofá para hurgar en nuestra DVDteca particular buscando una cinta que nos permitiera disfrutar de una buena película mientras pensábamos. Al final, la elegida fue “Mi vida sin mí” de la barcelonesa Isabel Coixet.

Mi vida sin mí” empieza presentándonos a Ann (interpretada por Sarah Polley), una joven de 23 años madre de dos niñas que vive con Don (Scott Speedman) en una caravana instalada en el jardín de la casa de su madre. Para sacar adelante a su familia, y mientras Don no tiene trabajo, Ann trabaja de limpiadora por las noches, fregando los suelos de la universidad.

Un día, durante una visita al médico descubre que, pese a sus 23 años, la vida que le queda por delante no es muy larga como podía esperar ya que le diagnostican un cáncer terminal. Ann sobrevenida por la dramática noticia que acaba de recibir y viendo que apenas ha conseguido disfrutar de la vida, toma dos decisiones importantes: vivirlo en secreto sin contárselo a nadie (ni a su familia) y hacer una lista con todas las cosas que quiere hacer antes de morir.

Como quien no quiere la cosa, la lista de Ann se llena de cosas como visitar a su padre que está en la cárcel y aún no lo ha visitado, hacer el amor con alguien que no sea el amor de su vida (Don), encontrar a alguien que ayude a su familia cuando no esté, etc. En definitiva, se decide por hacer lo más difícil en estos casos, vivir.

Ajeno a la situación por la que está pasando Ann, su marido Don finalmente encuentra trabajo como montador de piscinas mostrando a todo el mundo que, de una vez por todas su familia está levantando cabeza.

Una noche, mientras Ann prepara sus próximos pasos en una solitaria cafetería, conoce a Lee (Mark Ruffalo) un hombre solitario y callado que vive su particular drama de abandono. Como un auténtico flechazo, Ann y Lee en base a un curioso juego de silencios y miradas se acaban enamorando, aunque con dos hándicaps importantes por parte de Ann, que está felizmente casada y que, como os hemos contado, está en la recta final de su vida, la relación entre ambos avanza como un bálsamo vital para los dos.

Como ya os podéis imaginar, dejaremos aquí nuestro desarrollo argumental, pues aunque le desenlace final es más que obvio, quizá no lo es tanto lo que sucede hasta llegar a él, por tanto, para saber más, os recomendamos buscar “Mi vida sin mí” y verla de comienzo a fin.

Técnicamente os diremos que, para nosotros, “Mi vida sin mí” es una película brillante ya que consigue dar un enfoque diferente a una situación tan dura como el afrontar la propia muerte. Para conseguirlo, Coixet se sirve de crear un ambiente con escenas intimistas, muchos juegos de miradas, una BSO perfectamente escogida y un conjunto de secundarios que aportan unas píldoras de comedia y frivolidad creando un entorno de complicidad y frescura con el espectador.

Desde el punto de vista interpretativo nos encontramos ante dos grandes interpretaciones, las de sus dos actores protagonistas, Sarah Polley y Mark Ruffalo quienes consiguen en base a ternura, implicarnos en su resurgimiento vital, aún y a sabiendas que su vida se agota. Brillante su trabajo.

En resumen, pese a la dura temática “Mi vida sin mí”, el tratamiento de la misma y el positivismo que desprende, la convierten, para nosotros, en una película más que recomendable, siendo nuestra nota final para ella, de un 7.5 sobre 10.




Título: “My life without Me” – 2003 – España – Canadá
Dirigida por: Isabel Coixet
Duración: 106 minutos
Género: Drama, romántico 




martes, 4 de diciembre de 2018

Sin rodeos

Sin rodeos Cartel
Son muchas las películas que, cuando uno las ve anunciadas en la cartelera, automáticamente las aparta, en el mejor de los casos para verlas desde la comodidad del sofá. Algunas de ellas sin motivo aparente, otras por una combinación de factores que nos hacen suponer que no vale la pena pagar la entrada para verla. Dentro de este grupo, a comienzos de marzo de 2018 se estrenó, con bastante buena aceptación,  la cinta española “Sin rodeos”.

Nuestros motivos para el descarte automático de “Sin rodeos” fue, sobre todo, porque está dirigida por Santiago Segura, un director, para nosotros demasiado encasillado en su “Torrente” y en un abuso exagerado de los cameos de sus amiguitos. Con todo, hace pocos días, durante una sobremesa de una comida familiar, “Sin rodeos” apareció ante nuestros ojos y nos pusimos a verla sin pesárnoslo demasiado.  

“Sin rodeos” empieza presentándonos a Paz (a quien da vida Maribel Verdú), una mujer de mediana edad con una vida aparentemente perfecta ya que, tiene amigos, trabajo, una pareja y un piso en una zona residencial de Madrid. Una foto casi perfecta que se desmorona cual castillo de naipes a las primeras secuencias.

Su pareja, Dante (Rafael Spregelburd) es un artista fracasado, vago, vividor  y egoísta hasta la médula que pasa de Paz y de todos sus problemas. En el trabajo, aunque las cosas parecen ir bien, todo se tuerce cuando después de 15 años en la empresa, Borja (David Guapo) su mujeriego jefe, contrata a Alicia (Cristina Pedroche), una joven “influencer” para conectar con un público más joven.

Casi sin autoestima, Paz intenta recurrir a su amiga Vanessa (Cristina Cataño) para contarle sus problemas, aunque su amiga, sumergida en sus rutinas de gimnasio y su faceta de exnovia acosadora, ignora completamente a Paz.

Agotada, pisoteada por todos y harta de callarse sus sentimientos, una noche de insomnio Paz ve en la televisión el anuncio de un estrafalario sanador, el hindú Amil Narayan (Santiago Segura) y como solución desesperada decide acercarse hasta su consulta.

Amil, que parece conocer a la perfección lo que le pasa a Paz, le ofrece a esta una potente poción milenaria que, tomada poco a poco, le ayudará a liberar su tensión y recuperar poco a poco su vida. Con todo, en un ataque de ansiedad, la protagonista de la historia se toma de un trago la poción, provocándole una sorprendente reacción. Aunque como ya os podéis imaginar, aquí no encontraréis detalles de dicha reacción, jejeje.

Técnicamente, “Sin rodeos” nos ha parecido una cinta tremendamente simplona, aunque no os negaremos que entretenida y agradable, ideal para una tarde/noche de sofá sin demasiadas pretensiones. Segura, el director de “Sin rodeos”, pese a deshacerse con solvencia de la imagen de su Torrente, con esta cinta ha continuado explotando hasta la saturación, otro de sus grandes tics, el cameo de sus amiguitos (aquí tienen papel, desde Mario Vaquerizo hasta Cañita Brava pasando por el Gran Wyoming, Alaska o Florentino Fernández).

Desde el punto de vista interpretativo os diremos que, en su reparto encontramos una de las mejores bazas de “Sin rodeos”, Maribel Verdú, su protagonista. En esta ocasión, la madrileña consigue con su trabajo aguantar, dando vida a su personaje simpático, complaciente y sufrido, aguantar totalmente una cinta que, sin ella, seguramente haría aguas por todas partes. Por nuestra parte, un excelente para ella.

Más plana, impersonal y repleta de estereotipos de lo necesario y deseable, nuestra nota final para “Sin rodeos” es de un 6 sobre 10, simplemente porque como comedia ligera, funciona.





Título original: “Sin rodeos” – España – 2018
Dirigida por: Santiago Segura
Duración: 87 minutos
Género: comedia