Hay momentos en la vida
en los que uno agradece alejarse del ruido de las grandes producciones de
Hollywood con superhéroes, de las batallas épicas en mundos imaginarios e
incluso de las livianas comedias ligeras para tumbarse en el sofá, envolverse
en su manta favorita y disfrutar de otra manera, con temas más profundos.
En el equipo sentimos
esta necesidad hace unos días, y ni cortos ni perezosos, nos hicimos un hueco
en el sofá para hurgar en nuestra DVDteca particular buscando una cinta que nos
permitiera disfrutar de una buena película mientras pensábamos. Al final, la
elegida fue “Mi vida sin mí” de la barcelonesa Isabel Coixet.
“Mi vida sin mí”
empieza presentándonos a Ann (interpretada por Sarah Polley), una joven de 23
años madre de dos niñas que vive con Don (Scott Speedman) en una caravana
instalada en el jardín de la casa de su madre. Para sacar adelante a su
familia, y mientras Don no tiene trabajo, Ann trabaja de limpiadora por las
noches, fregando los suelos de la universidad.
Un día, durante una
visita al médico descubre que, pese a sus 23 años, la vida que le queda por
delante no es muy larga como podía esperar ya que le diagnostican un cáncer
terminal. Ann sobrevenida por la dramática noticia que acaba de recibir y
viendo que apenas ha conseguido disfrutar de la vida, toma dos decisiones
importantes: vivirlo en secreto sin contárselo a nadie (ni a su familia) y
hacer una lista con todas las cosas que quiere hacer antes de morir.
Como quien no quiere la
cosa, la lista de Ann se llena de cosas como visitar a su padre que está en la
cárcel y aún no lo ha visitado, hacer el amor con alguien que no sea el amor de
su vida (Don), encontrar a alguien que ayude a su familia cuando no esté, etc.
En definitiva, se decide por hacer lo más difícil en estos casos, vivir.
Ajeno a la situación
por la que está pasando Ann, su marido Don finalmente encuentra trabajo como
montador de piscinas mostrando a todo el mundo que, de una vez por todas su
familia está levantando cabeza.
Una noche, mientras Ann
prepara sus próximos pasos en una solitaria cafetería, conoce a Lee (Mark
Ruffalo) un hombre solitario y callado que vive su particular drama de
abandono. Como un auténtico flechazo, Ann y Lee en base a un curioso juego de
silencios y miradas se acaban enamorando, aunque con dos hándicaps importantes
por parte de Ann, que está felizmente casada y que, como os hemos contado, está
en la recta final de su vida, la relación entre ambos avanza como un bálsamo vital
para los dos.
Como ya os podéis
imaginar, dejaremos aquí nuestro desarrollo argumental, pues aunque le
desenlace final es más que obvio, quizá no lo es tanto lo que sucede hasta
llegar a él, por tanto, para saber más, os recomendamos buscar “Mi vida sin mí”
y verla de comienzo a fin.
Técnicamente os diremos
que, para nosotros, “Mi vida sin mí” es una película brillante ya que consigue dar
un enfoque diferente a una situación tan dura como el afrontar la propia
muerte. Para conseguirlo, Coixet se sirve de crear un ambiente con escenas
intimistas, muchos juegos de miradas, una BSO perfectamente escogida y un
conjunto de secundarios que aportan unas píldoras de comedia y frivolidad creando
un entorno de complicidad y frescura con el espectador.
Desde el punto de vista
interpretativo nos encontramos ante dos grandes interpretaciones, las de sus
dos actores protagonistas, Sarah Polley y Mark Ruffalo quienes consiguen en
base a ternura, implicarnos en su resurgimiento vital, aún y a sabiendas que su
vida se agota. Brillante su trabajo.
En resumen, pese a la
dura temática “Mi vida sin mí”, el tratamiento de la misma y el positivismo que
desprende, la convierten, para nosotros, en una película más que recomendable,
siendo nuestra nota final para ella, de un 7.5 sobre 10.
Título: “My life without Me” – 2003 – España – Canadá
Dirigida por: Isabel Coixet
Duración: 106 minutos
Género: Drama, romántico