sábado, 13 de abril de 2013

American Pie

American Pie - Cartel
Hace mucho, mucho tiempo que la película que os vamos a contar hoy por aquí causó furor entre los adolescentes y los amantes de las películas de adolescentes americanos salidos.

Ya os asumimos que aunque a los del equipo nos gustan las comedias ligeras, no pertenecemos a ninguno de los dos grupos mencionados, por lo que seguramente os preguntéis los motivos por los cuales hemos visto esta película ahora. La respuesta es muy fácil, la habíamos visto por nuestro lado hace ya muchos años y hoy por hoy, después de haber disfrutado como mocosos con “Sex Drive”, nos dijimos, ¿por qué no recuperamos la saga “American Pie”?

Pues bien, sin dudarlo demasiado, desempolvamos “American Pie”, nos tiramos en el sofá y nos pusimos a verla.

La historia empieza con uno de los mejores gags de la película, la entrada de los padres de Jim (Jason Biggs) en su habitación mientras este intenta masturbarse viendo un canal porno codificado y un calcetín en sus partes íntimas. Sencillamente, desternillante.

A partir de este punto, los espectadores sabemos ya lo que podemos esperar de “American Pie”, un conjunto de gags más o menos graciosos sobre la pérdida de la virginidad, para lo que la película se centra en contarnos las peripecias de una cuadrilla compuesta de cuatro amigos en su último año de instituto. Ellos son: Jim, Oz (Chris Klein), Paul (Eddie Thomas) y Kevin (Thomas Ian Nicholas), y todos comparten un grave problema, ¡son vírgenes! Como el sentimiento de inferioridad y de deshonra se está apoderando de ellos, deciden hacer un pacto: tener relaciones sexuales antes del baile de fin de curso.

Desde este momento, las historias personales de nuestros protagonistas se van sucediendo centrando especial atención en Jim. Cada uno de los chicos se busca la vida para cumplir su objetivo, Oz se cambia el “lacrosse“ por el coro para liarse con Heather, Kevin lucha a toda costa con sus instintos para convencer a Vicky (su novia), por su lado Paul, más calmado que el resto, se dedica a comprar comentarios sobre él, mientras Jim fija sus ojos en la exuberante Nadia, la cual consigue llevarse a su habitación, pero la aventura acaba dos veces antes de tiempo ante la atenta mirada de todos sus compañeros de instituto.

American Pie - Jim y Nadia
Nadia a punto de hacer que Jim acabara antes de hora

Con este argumento ya os podéis hacer una idea del desarrollo total de “American Pie”, una sucesión de gags de temática sexual pensados y concebidos por y para adolescentes americanos, aunque os debemos reconocer que en alguno de ellos, a los del equipo, consiguió arrancarnos la sonrisa.

En cuanto al trabajo de los actores, la verdad sea dicha, en ningún caso despuntan ni destacan, los del equipo creemos que simplemente funcionan (porque, asumámoslo, funcionan) porqué están en el papel de su vida. Por ejemplo Jason Biggs, nació cinematográficamente en esta saga, y poco más ha hecho cinematográficamente en su vida.

A modo de resumen, y aunque para los del equipo “American Pie” tiene momentos divertidos (la pillada inicial, el baile de nuestro protagonista ante Nadia, o incluso el agujero en el pastel después de que Jim lo use como consolador), no podemos catalogar a “American Pie” como una pasada de película, más bien como una película ya muy pasada y superada por otras cintas con una temática similar.

Masturbación con pastel - American Pie
Jim jugando con el pastel... sin pantalones



Con todo esto, y por lo que supuso en su época, los del equipo le ponemos un modesto 5 sobre 10.



Título original: “American Pie” – USA – 1999
Dirigida por: Paul Weitz
Duración: 98 minutos
Género: Comedia
domingo, 7 de abril de 2013

Efectos secundarios

Efectos secundarios - Cartel
Últimamente ir al cine se ha convertido en algo peligroso, y no lo decimos por quien puedas encontrarte allí, o por el precio de las entradas, sino más bien por la inseguridad en cuanto a los resultados de las películas que se emiten. Hace tiempo, un género, o un director ya te daba una garantía de lo que ibas a ver, actualmente, rara vez.

Pese a todo, este pasado viernes, los del equipo queríamos ir al cine sin tener muy claro cuál era nuestra opción. Barajábamos “Los Croods” y “Efectos secundarios”, aunque al final fue el horario de emisión el que hizo que nos decantásemos por la segunda opción (estrenada esta misma semana), además de por el hecho que fuera una película dirigida por Steven Soderbergh y protagonizada por Jude Law, Rooney Mara y Channing Tatum. Así que, después de bastante tiempo sin hacerlo, nos dispusimos a dejarnos sumergir en lo que parecía ser un sugerente thriller.

La historia empieza presentándonos a Emily (Rooney Mara) una joven diseñadora que regularmente se desplaza a visitar a su marido Martin (Channing Tatum) a la prisión donde cumple condena. Cuando Martin sale de la prisión, él y su esposa intentan retomar su vida donde lo dejaron, pero pronto se darán cuenta que eso va a ser algo complicado ya que Emily recae en una antigua depresión.

Sin ir más lejos, una mañana Emily sufre una alucinación y estampa su coche contra la pared del garaje. Durante su recuperación en el hospital, recibe la visita del Dr. Banks (Jude Law) un psiquiatra que le concede el alta a condición que continúe el tratamiento con él en su consulta.

Con el paso del tiempo, ni la terapia con el doctor, ni los cambios de mediación surten el efecto deseado en Emily, más bien al contrario, ya que las alucinaciones que la empujan hacia el suicidio se continúan sucediendo y complicando, con lo que el Dr. Banks llama efectos secundarios de la medicación que toma Emily (insomnio, inapetencia sexual, sonambulismo, etc.).

Emily y Martín - Efectos secundarios
Emily y Martin en la consulta del doctor Banks

Como Banks no consigue dar con el foco del problema, se pone en contacto con la psiquiatra que había llevado a Emily años atrás, la doctora Victoria Siebert (Catherine Zeta-Jones) que le indica nuevas medicaciones que puede ensayar con nuestra protagonista, lo cual no hará más que acarrear cada vez unas consecuencias más graves.

Sin lugar a dudas, una auténtica reflexión sobre el bien y el mal, y sobre todo, sobre el sistema sanitario norteamericano, en el que los pacientes pueden pedir directamente la receta de un determinado medicamento por el simple hecho de tener una buena campaña publicitaria, o bien que el médico de turno (en este caso el doctor Banks) influenciado por las potentes empresas farmacéuticas y sus multimillonarios contratos convierta en auténticos conejillos de indias a sus pacientes.

En cuanto a los actores y sus trabajos, a los del equipo nos gustaría destacar la espléndida labor de Jude Law y sobre todo de Rooney Mara, los dos actores que llevan el peso de “Efectos Secundarios”. Los dos están geniales, dan carácter a sus respectivos personajes y consiguen que nos impliquemos en sus problemas y en sus vidas. Tampoco están mal los dos secundarios de lujo, Channing Tatum y Catherine Zeta-Jones, aunque tienen un papel tan testimonial (sobre todo Tatum) que apenas podemos implicarnos con ellos.

También nos gustaría destacar la labor del director de “Efectos secundarios”, el impredecible Steven Soderbergh, un hombre capaz de hacer tanto auténticos bodrios, como de sorprendernos con píldoras de buen cine como esta película. La verdad es que no lo tenía fácil, pues en muchos momentos los del equipo creíamos estar viendo una de esas típicas películas de tarde de domingo en la televisión, pero con el doble giro argumental final de la película, con nosotros consiguió lo impensable, consiguió convertir una buena película, en una de las grandes sorpresas cinematográficas de este 2013.

Para los del equipo, le ponemos un 7.5 sobre 10, ya que, aunque ha sido una grata sorpresa, entendemos que aún se le podría haber sacado bastante más juguillo cinematográfico.





Título original: “Side effects” – 2013 – USA
Duración: 109 minutos
Dirigida por: Steven Soderbergh
Género: Thriller, drama