Actualmente, si alguien se pone a pensar en un conjunto de cámaras siguiendo a un individuo a todas horas con el único objetivo de satisfacer el morbo ajeno (algunos a esto le llamaban “experimento sociológico”), la imagen que le llega es inmediata: Mercedes Milá disfrazada de fruta (o verdura) mientras nos enseña el delfín de Arturo, las lágrimas de Indhira o el edredoning de Arturo con cualquier chica que se deje. O sea: “Gran Hermano”.
Aunque encaja totalmente en su filosofía de televisión, el inventor de esto no es Telecinco, ni mucho menos. Todo nació de la imaginación de George Orwell (en su obra “1984”) a finales de la década de los 40 del pasado siglo, y adaptada antes para el cine que para la televisión en 1998, en “El show de Truman”, y precisamente de esta adaptación os queremos hablar hoy.
Hacía mucho tiempo que decíamos que deberíamos verla conjuntamente, pero la saturación del tema “Gran hermano”, y la poca simpatía que despierta Jim Carrey y sus gestos y tics en parte de los miembros del equipo, habían dejado siempre aparcada esta cinta en un segundo plano hasta estas pasadas navidades, cuando le dimos una oportunidad.
Sentados en el sofá, y con “El show de Truman” en pantalla, poco a poco fuimos descubriendo la anodina vida de Truman Burbank (Jim Carrey), en su idílica ciudad. Despertar, de la casa al trabajo, el periódico, las ventas, la comida, la vuelta a casa, su ‘amiga’,... Todo parece idílico, sin sobresaltos como si su vida fuera una película de Disney.
Poco a poco, y gracias al descubrimiento de lo que es el amor auténtico, nuestro protagonista se va dando cuenta de que todo lo que le rodea, está plagado de pequeños fallos y que todo parece orientado a él consiga sus objetivos: atascos que se desvanecen al acercarse, o que se producen cuando quiere salir en persecución de alguien que le puede aportar luz a su vida... vaya como si un Gran Hermano conspirara con y contra él.
Truman no está equivocado, ya que esa es la trama principal de “El show de Truman”, mostrar su vida al gran público, y es que él sin saberlo, es el indiscutible protagonista de un macro programa de televisión que emite su vida 24 horas al día. Él es su propio personaje, o su personaje es su vida, como queráis verlo, ya que toda su vida ha transcurrido y transcurre en el plató de “El show de Truman”.
Triste ¿verdad? Para nosotros sí, y más sabiendo o sospechando que si técnica y legalmente se pudiera, los responsables de Telecinco ya hubiesen copiado ese show, y ya tendríamos a una persona viviendo una vida que no existe.
Para nosotros, y sin lugar a dudas, lo más destacable de esta película, y que casi le convierten en un nuevo clásico, es la genial interpretación que hace Jim Carrey, en las antípodas de lo que nos tiene acostumbrados (por suerte).
En cuanto a valoración global, pues para J, un 7.5, para el otro J del equipo un 7, así que le pondremos globalmente un 7.25.
Título original: “The Truman Show” – USA – 1998
Dirigida por: Peter Weir
Género: Comedia
Duración: 102 minutos
Me gustó esta película. Y si, gracias a Dios nos libera de sus acostumbradas y archi utilizadas muecas , también estuvo muy bien en " Eterno resplandor de una mente sin recuerdos". Muy buena crítica! Gracias =)
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