Os debemos reconocer
que en el equipo no nos consideramos para nada fans del cine de ciencia ficción
protagonizado por extraterrestres (salvo si hablamos del pequeño y entrañable
“E.T.”, claro), pero estos días hemos tenido la oportunidad de desempolvar una
cinta de 2011 protagonizada por el deslenguado, dicharachero e irreverente
Paul, un extraterrestre que da nombre, además, de a él mismo, a la propia cinta
de la que hoy os hablamos.
Como ya os hemos dicho,
no es nuestro género preferido, pero de vez en cuando buscamos alguna cinta que
cumpla con una máxima: entretener y si es posible, hacernos sonreír, siendo eso
por lo que escogimos “Paul”.
La historia empieza
presentándonos a Graeme (Simon Pegg) y Clive (Nick Frost), dos freaks
británicos que han cruzado el charco para asistir a la convención “Comic-Con”
de San Diego y aprovechar a la vez su gran viaje para sumergirse en el corazón
de la América alienígena pasando por los puntos más remarcables de
avistamientos hasta llegar a la célebre “Zona 51”, donde hace más de 60 años se
estrelló un ovni.
Una vez han conocido a
su ídolo Adam Shadowchild, Grame y Clive inician en su autocaravana su ruta
alienígena hasta llegar a las inmediaciones de la “Zona 51”, donde sufren un
extraño accidente de circulación con un coche en el que, aparentemente, no
viaja nadie, y decimos que aparentemente porqué al regresar a su autocaravana
aparece Paul.
Os debemos reconocer
que, como persona, Paul sería una de aquellas que todos querríamos tener muy
lejos de nosotros, ya que fuma, bebe, come pájaros vivos, es un cachondo mental
de cuidado y suelta más tacos que un personaje de Seth MacFarlane, aunque, al
revés de estos, pronto se hace querer y muestra su buen fondo.
Quizá es por este motivoque
nuestros dos protagonistas deciden ayudar a Paul en su objetivo de llegar sano
y salvo a un punto de encuentro con los suyos para regresar a su mundo. Para
ello, se deberán enfrentar a un duro e incansable agente de inteligencia
secundado por dos agentes idiotas integrales, además de escapar también de un
ultra religioso violento.
Todos estos
ingredientes conforman la base utilizada para conformar las tramas argumentales
con las que se ha cocinado “Paul” para llegar a un desenlace que, aunque
totalmente previsible, no tenemos ninguna intención de contaros en este pequeño
rincón.
Interpretativamente
“Paul” es, siendo muy generosos, muy mediocre, ya que, aunque entre Pegg y
Frost hay buena química, en ningún momento sus personajes freaks llegan a
trasmitir nada, como tampoco lo hacen el resto de personajes secundarios. El
único que sorprende es el propio Paul, que para ser un personaje animado,
supera al resto del casting sin demasiados problemas.
Argumental y
técnicamente “Paul” tampoco es mucho mejor, aunque nos gustaría remarcar que
como “road movie” la película funciona bien, con un montaje dinámico y
entretenido, a pesar de que después haga aguas en su vertiente más técnica,
abusando de guiños a otras cintas del género (el agente de inteligencia parece
una parodia de “Men in black”, el propio Paul y los suyos copian demasiado al
propio “E.T”, etc.), olvidándose de ser una comedia durante la totalidad de sus
103 minutos de metraje al recurrir a tal efecto a gags puntuales.
Con todo, nuestra valoración
final es de un 5 sobre 10 porque, aunque no es una gran comedia ni una gran
cinta de ciencia ficción, sí que consigue entretener y eso, hoy en día, ya es
un gran mérito.
Título original: “Paul”
– USA – 2011
Dirigida por: Greg
Mottola
Duración: 103 minutos
Género: Comedia,
ciencia ficción
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