Los últimos años, las carteleras de nuestros cines se han llenado y se continúan llenando de secuelas
y precuelas, un subgénero cinematográfico más destinado a estirar hasta el límite los éxitos comerciales que a nada más. Lo curioso del caso es que funciona, por lo que ya no sólo se produce con producciones americanas, siendo relativamente común que este fenómeno comience a proliferar en otros mercados cinematográficos como el español.
Hoy os queremos hablar de una de las secuelas más famosas y, por qué no decirlo, más rentables económicamente del cine reciente español, la comedia “Ocho apellidos catalanes”, la cual hubiese podido titularse perfectamente “Ocho apellidos vascos 2”.
“Ocho apellidos
catalanes” llegó a nuestras carteleras a finales de 2015, cuando el éxito de “Ocho apellidos vascos” aún coleaba, y de qué manera, entre los espectadores. Nosotros,
por suerte, optamos por no verla en pantalla grande, guardándola para un mejor
momento que ha llegado recientemente.
La historia se sitúa en el tiempo un año después de la primera, tiempo en el cual Amaia (Clara Lago) y
Rafa (Dani Rovira) han roto su relación y retornado a su vida anterior, con un Rafa desmadrado buscando ligar a toda costa en Sevilla y sin poder olvidar a Amaia y Koldo (Karra Elejalde) volviendo a puerto de una de sus “huidas hacia delante”.
A la llegada de Koldo a tierra firme, Merche (Carmen Machi) le lee la cartilla y le entrega una invitación que le dejará atónito, la de la boda de su hija Amaia con Pau, (Berto Romero) un artista catalán.
Cuando Koldo entra en razón decide ir a buscar a Rafa para contárselo, el cual, aun perdidamente enamorado de la chica, decide ir hasta el pueblecito de Girona donde se celebrará la boda para frenarla. Una vez llegan, descubren que la masía (y el pueblo por extensión) donde se celebrará la boda vive en una realidad ficticia ya que, para contentar a Roser (Rosa María Sardà), la abuela de Pau, le han hecho creer que Catalunya ya se ha independizado de España.
Poco a poco, por Soronelles (el pueblo donde transcurre la acción de la película) van desfilando todos y
cada uno de los personajes de “Ocho apellidos vascos” para intentar, entre esteladas y chistes fáciles, estropear la boda del hípster Pau con Amaia, aunque evidentemente desde este rincón no os contaremos si lo consiguen o no. Lo haremos es daros nuestra impresión sobre “Ocho apellidos catalanes”.
Ya os avanzamos que los
dos que aquí escribimos estamos muy orgullosos de haber decidido no gastar
nuestro dinero en entradas para ver esta pseudo película ya que, una vez vista,
todos los temores que teníamos sobre ella han sido confirmados con creces tras
visualizarla.
Desde el punto de vista
argumental, esta película confirma totalmente que cuando algo se hace deprisa,
corriendo y sin ningún tipo de cariño más allá del que los productores puedan
sentir por la recaudación que esperan obtener, el resultado no será bueno en ningún
caso. Claramente, se nos antoja complicado sacarse de la manga un argumento, desarrollarlo,
grabarlo, llevarlo a las pantallas y hacerlo bien en apenas un año y medio, lo
que explica que no hayan conseguido hacer una película que no pasa de ser
infame. De hecho, el argumento es difícilmente justificable y totalmente falto
de coherencia, intentando una vez tras otra encadenar tópicos de un lado y de
otro, referencias independentistas y chistes que intentan ser graciosos y que,
además de no llegar ni al intento, acaban resultando hirientes en más de una
ocasión. Por ello, desde aquí hacemos un llamamiento a los guionistas a efectos
de que se informen un poquito más antes de intentar parodiar una problemática
actual.
Interpretativamente os
diremos que únicamente salvamos de la quema a Karra Elejalde, siendo el único
que es capaz de mantener la chispa y gracia de su personaje, ya que Amaia queda
totalmente diluida en su papel de segundona casamentera, Rafa pierde toda su
chispa sevillana al llegar a Girona mientras que las nuevas incorporaciones,
Pau y Roser, no pasan de ser sendos bocetos estereotipados de catalán hípster
sin personalidad y de abuela cojonera independentista respectivamente.
Sin lugar a dudas, y bajo
nuestro punto de vista, “Ocho apellidos catalanes” ha perdido totalmente el
frescor y la gracia de la primera, convirtiéndose en una de las comedias más
aburridas que hemos visto en años, además de ser una pésima película pensada
únicamente para llenar los bolsillos de sus productores. Por nuestra parte, le
ponemos un 1,5 sobre 10.
Título original: “Ocho
apellidos catalanes” – 2015 – España
Dirigida por: Emilio Martínez
Lázaro
Duración: 98 minutos
Género: Comedia
Otras partes de la saga:
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