La llegada de “Shame” a
las pantallas de nuestros cines vino rodeada de cierta controversia. Por un
lado, era el primer drama de alto contenido sexual que llega a las salas
comerciales en mucho tiempo, y por otro lado, el hecho de tratarse de una
película europea (Reino Unido) y de estar catalogada como +18, la ha relegado a
salas de pequeño formato o de cine alternativo.
Para los del equipo,
chorradas. Decidimos verla después de comprobar que tanto la crítica
profesional como la amateur (la que realmente nos interesa) la alababan, y
claro, por qué negarlo, movidos también por el morbo de ver como tratarían en
la gran pantalla su gran tabú: los desnudos, sin caer en la pornografía.
Bien, la historia
empieza presentándonos a Brandon (Michael Fassbender) y a su rutina diaria en
su moderno apartamento de diseño en pleno New York. Para nuestro protagonista,
cada día es igual, se levanta de la cama, se pasea por su piso, y se mete en la
ducha, donde a parte de la misma, dedica un rato a su pasatiempo favorito, la
masturbación.
La vida de Brandon es
monótona, con un único objetivo: el porno. Realmente es un profesional de éxito
en una oficina donde invierte muchas horas en navegar por internet y
descargarse montones de pornografía de cualquier tipo, sin prestar ni la más
mínima atención a su desestructurada vida. De vuelta a casa, continúa la
rutina, o llama a una prostituta o continua consumiendo pornografía por
internet.
Todo cambia con la
aparición de Sissy (Carey Mulligan), la alocada hermana de Brandon. Sissy
aparece en el piso de Brandon con la intención de quedarse pocos días, pero con
ella, el fino hilo de monotonía que une la vida de nuestro protagonista se
rompe en miles de cachitos, perdiendo totalmente el control de su vida.
Con la pérdida de
intimidad en su propia casa, Brandon entra en una espiral de autodestrucción y
descontrol de su propia vida, viviendo a caballo entre sus necesidades de sexo,
sus traumas personales, los de su hermana y los intentos de protección hacia
esta.
Como ya sabéis, en cada
una de nuestras críticas, una vez detallados los prolegómenos del argumento,
llega el momento de desnudarnos en la valoración de la película, algo
sinceramente complejo para una cinta como “Shame”.
Lo primero que nos
gustaría destacar, es el exquisito trato de los desnudos, tanto femenino, como
sobretodo el masculino (el auténtico tabú del cine), como sobre todo, el
tratamiento del desarrollo argumental de la historia: desde los ligues
esporádicos en el metro hasta la contratación de prostitutas en los momentos de
máximo esplendor de Brandon, hasta su incapacidad de tener sexo con compromisos
cuando su vida se empieza a derribar, hasta llegar a su noche en los barrios
marginales de Nueva York, cuando ya está tocando fondo. Sinceramente,
espectacular.
En cuanto a la
interpretación de Fassbender, simplemente nos rendimos a sus pies. Ni en las
complicadas escenas de desnudo frontal, ni en los momentos de derribo personal
de su personaje se viene abajo, al revés, no solo está convincente sino que
agranda el personaje.
Si alguien busca una
película porno en un cine convencional se equivocará de película, pues esta es
un drama en todas sus letras, un drama duro y muy bien conseguido, eso sí.
Para los del equipo, es
una gran película, y por ello le ponemos un 8 sobre 10 y nuestro aplauso tanto
a Fassbender como a McQueen por sus respectivos trabajos.
Título original: “Shame”
– Reino Unido – 2011
Dirigida por: Steve
McQueen
Duración: 99 minutos
Género: Drama
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