La
historia de la humanidad nos ha dado grandísimos personajes, desde científicos
como Isaac Newton o Albert Einstein hasta fundadores de religiones como Buda o
Jesucristo pasando por filósofos como Karl Marx, Aristóteles. Todos ellos
grandes influyentes que, de una manera u otra han conseguido marcar y dejar su
rastro.
Quizá
no en este grupo, pero seguramente si os hablamos de Stephen Hawking, casi todo
el mundo lo sabrá ubicar, ya sea por sus estudios sobre el origen del universo
como por su imagen de un señor débil prostrado en una silla de ruedas eléctrica
que le ayudaba tanto a moverse como a comunicarse.
Como
gran personaje reciente, en 2014 llegó a nuestras pantallas la adaptación de un
libro de memorias escrito por Jane Hawking en el que se narraba una parte de la
vida del célebre físico Stephen Hawking, se tituló “La teoría del todo” y hoy,
en este rincón os contaremos nuestra visión sobre ella.
“La
teoría del todo” empieza presentándonos a un joven Stephen Hawking
(interpretado por Eddie Redmayne), un estudiante británico de cosmología quien,
un poco contra su voluntad va a una fiesta junto a un compañero suyo en la
facultad. Aunque apenas tiene dotes para la socialización, en la fiesta Stephen
conoce a una joven, Jane Wilde (Felicity Jones).
Contra
todo lo que pudieran pensar sus amigos, Jane y Stephen empiezan una amistad
que, muy pronto se convierte en un compromiso de boda. Por el camino, y
mientras Stephen continua con sus estudios, empieza a notar ciertas debilidades
en sus extremidades que impiden que estas actúen como deberían.
Poco
tiempo después, mientras sale de la facultad, Stephen empieza a no controlar
sus pies y cruzándolos involuntariamente y cayendo al suelo y recibiendo un
gran golpe en la cabeza. Durante su estancia en el hospital, además de curarle
del golpe, le buscan el motivo a su caída y lo encuentran en una enfermedad neuromuscular
degenerativa, la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). El pronóstico no puede
ser más desolador, le quedan 2 años de vida.
Pese a
la pésima noticia, Jane le dice que le ama y que quiere casarse con él y pasar
juntos todo el tiempo que le quede. Ambos, Jane y Stephen se casan y muy pronto
llegan sus primeros hijos, Lucy y Robert.
Con
todo, la enfermedad no tiene freno y aunque los peores pronósticos no se
cumplen, sí que, cada día, Stephen está más impedido teniendo la necesidad de
desplazarse en silla de ruedas y de depender para casi todo de Jane.
Mientras
sus estudios en cosmología continúan a buen ritmo, en casa debe aceptar que
Jane busque ayuda, encontrando para ello a Jonathan, el director del coro de la
iglesia local. Jonathan ayudará a Robert con clases de piano y poco a poco, a
Jane en el cuidado de Stephen.
Al
poco tiempo, la simple presencia de Jonathan pone a prueba la consistencia del
matrimonio Hawking, ya que visto el estado de Stephen surgen muchas dudas sobre
la paternidad de su tercer hijo, Timothy. Cuando Jonathan se entera, se sincera
con Jane y ella con él, aunque finalmente deja la casa.
Stephen con sus hijos Lucy y Robert |
Solos
de nuevo otra vez, y con la fama de Stephen creciendo a nivel mundial, durante
un viaje a Burdeos sufre una neumonía severa requiriendo ser ingresado de
urgencia. En el hospital, el único recurso que le dan, es practicarle una
traqueotomía dejándolo sin poder hablar permanentemente.
Para
paliar esa situación contratan a Elaine Mason, una enfermera que le ayudará a
comunicarse, tanto que de nuevo su matrimonio se tambaleará, aunque, como ya os
podéis imaginar, aquí dejaremos el desarrollo argumental de “La teoría del
todo”.
Técnicamente,
no os vamos a engañar, “La teoría del todo” nos ha dejado fríos. Stephen
Hawking era un hombre con mucha vida, con una de las mentes más científicas más
privilegiadas que se han conocido nunca y, mal que nos pese, no se ha explotado
en la película. Sus trabajos en investigación, su eclosión mundial, la defensa
de su tesis doctoral, todo queda reducido a la mínima expresión.
También
nos ha sorprendido negativamente es el mensaje que nos da “La teoría del todo”,
ya que, creemos que sí, que puede tener un claro enfoque positivo (es más, hay
que vivir la vida a tope con lo que nos dé), pero en esta película se aplica de
una forma que, a nosotros, nos ha descolocado quizá por un guion excesivamente
flojo que en muchas ocasiones parecía buscar el buenísmo (por no usar la
cursilería) en su discurso. La verdad, “La teoría del todo” nos ha parecido un
gran desaprovechamiento.
Interpretativamente
es donde “La teoría del todo” brilla por su excelencia, con un Eddie Redmayne
espectacular, capaz de hacerse suyo el personaje extraordinario de Stephen
Hawking haciéndonos participe de su lucha por la vida, de la superación de la
sentencia de muerte que dieron los médicos al ser diagnosticado, y todo con una
aureola (a veces excesiva) de positivismo. Sin lugar a dudas, una
interpretación excelente. También, para nosotros, es muy positivo el trabajo de
Felicity Jones dando vida a otra gran luchadora, Jane Hawking. Muy bien para
ella también.
Por
todo lo que os hemos contado, y pese a que ”La teoría del todo” se nos ha
quedado un poco coja (y porque no decirlo, la vemos excesivamente sobrevalorada
por la prensa), nuestra nota final para ella es de un 6.5 sobre 10.
Título original: “The Theory of Everything” – 2014 – Reino Unido
Dirigida por: James Marsh
Duración: 123 minutos
Género: Drama, Biográfico.
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