Hay películas que se
quedan en nuestra memoria por tiempo, y no siempre se corresponde con aquellas
películas con grandes presupuestos, o con grandísimos actores que copan por sí
mismos todas y cada una de las escenas con frases, más o menos rimbombantes o
célebres. No, hay películas que se quedan grabadas a fuego en nuestra memoria
por su estética, otras por su banda sonora, y otras simplemente porque llegan a
tu vida en el momento adecuado.
En 2014 llegaron a
nuestras salas de cine grandes películas como “La teoría del todo”, la original
“Birdman” o incluso el drama más largo, “Boyhood”, todas ellas grandísimas
películas, difíciles de olvidar. Con todo, hay una película que, en su momento,
los miembros de este equipo no pudimos ver en pantalla grande, arrastrando
durante tiempo esta particular deuda, se trata de la comedia “El Gran Hotel
Budapest”.
Pues bien, no hace mucho,
tuvimos la oportunidad de pasar una velada disfrutando de ella y os diremos
que, aunque de entrada puede parecer una película rara, es de esas que uno
recuerda cuando acaba de verla. Y ya, sin más dilación, pasamos a nuestra
crítica de “El Gran Hotel Budapest”.
“El Gran Hotel Budapest”
empieza desplazándonos a finales de la década de los 60 del pasado siglo,
cuando un joven escritor llega al decadente “Gran Hotel Budapest”, un inmenso
hotel casi vacío ubicado en una región azotada por la guerra y la pobreza. La
noche de la llegada al hotel, el joven conoce al Zero Moustafa, el propietario
del hotel, quien durante una cena le cuenta como se hizo cargo del hotel y por
qué no quiere cerrarlo.
Para contarlo, la historia
de desplaza treinta años atrás, hasta 1932 durante los días de gran gloria del
hotel. Allí nos encontramos con Gustave (interpretado por Ralph Fiennes), el
conserje y alma mater del hotel. Gustave se pasa el día con la adinerada
clientela y enseñando al nuevo ayudante de la conserjería, Zero (Tony Revolori).
Por la noche, aprovecha a dar un servicio más personal a las clientas más
adinerada y envejecidas.
Una de estas clientas,
Madame D., a los pocos días de partir, muere en extrañas circunstancias. Cuando
se entera, Gustave y Zero inician un viaje hacia la mansión de ella donde se
enteran de que les dejó en testamento una valiosa pintura molestando así, al
hijo de la difunta, Dmitri (Adrien Brody). Con todo, Gustave y Zero, se hacen
con la pintura y se la llevan al hotel.
Ya en el hotel, y presionado
por Dmitri, Gustave es detenido y enviado a la cárcel acusado de haber
asesinado a Madame D. En prisión Gustave entabla amistad con los presos más
duros, quienes traman un plan de fuga al cual colabora Zero introduciendo
herramientas a la cárcel dentro de los pasteles que prepara su novia.
Ya fuera de la cárcel,
Gustave debe recurrir a la ayuda de los otros conserjes de grandes hoteles,
quienes sin dudarlo, le ayudan a llegar hasta el mayordomo de la difunta,
aunque de poco les sirve porque es asesinado por un sicario contratado por
Dmitri quien también quiere acabar con ellos.
Gustave (Ralph Fiennes) y Zero (Revolori) en "El Gran Hotel Budapest" |
Ya de nuevo en el hotel, y
con este tomado por el ejército por el estallido de la guerra, descubren algo
realmente particular, hay un segundo testamento, aunque eso, y ni que nos
persigáis, lo contaremos en este rincón. Lo que sí os contaremos es nuestra
opinión particular sobre “El Gran Hotel Budapest”.
Técnicamente, “El Gran
Hotel Budapest” es una película sorprendente, donde cada escena está calculada
hasta el más mínimo detalle, la luz, el encuadre de la escena, la velocidad.
Por momentos, uno parece que está viendo una película en cine mudo (vaya que
además de estar ambientada en los años 30 parece que la película sea de esos
años), y todo para resaltar lo surrealista e improbable de toda la historia.
Realmente excepcional.
Otro de los grandes puntos
de “El Gran Hotel Budapest” es su montaje. "El Gran Hotel Budapest” es como un
puzle de cinco partes con una historia dentro de cada una de ellas que, aunque
tienen elementos básicos del cine (robos, asesinatos, huidas, y malos
malísimos) encajan como la relojería suiza provocando que, aunque lo que nos
cuentan pueda ser triste, uno tenga siempre la sonrisa en la cara.
Desde el punto de vista
interpretativo os diremos que “El Gran Hotel Budapest” cuenta con un gran
casting aunque de él, resalta especialmente el trabajo de sus dos actores
principales, Ralph Fiennes dando vida a Gustave y Tony Revolori interpretando a
Zero. Fiennes está soberbio poniéndose en la piel de un personaje complicado a
la vez que elegante y Revolori lo borda interpretando al joven y leal botones,
eclipsando por momentos a otras estrellas del casting.
Por todo lo que os hemos
contado, y aunque quizá “El Gran Hotel Budapest” no es una película que
comprenda todo el mundo, nuestra nota final es un 8 sobre 10.
Título original: “The Grand Budapest Hotel” – 2014 – USA
Dirigida por: Wes Anderson
Duración: 99 minutos
Género: Comedia
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