Para
muchos, la vida es un camino de rosas, a otros, parece que les toca hacer dicho
camino saltando de espina a espina. La cuestión está, en quizá, vivirla cada
momento de la forma que más nos llene haciendo las cosas que más nos importen
con quien más nos importe, algo que, no os engañaremos es también difícil, pues
a veces, estas personas y/o cosas que más nos importan están lejos de ser
imprescindibles (y lo descubrimos tarde, siempre tarde). La vida es muy
caprichosa.
Tranquilos,
no vamos a continuar con esta clase barata de filosofía, ya pasamos a lo que
nos gusta, el cine, aunque en cierta manera la película que os comentaremos en
esta entrada está bastante relacionada con el tema.
Hace
unos días, y como quien no quiere la cosa, vimos que iba a empezar en la
televisión una película de la que no teníamos conocimiento, “Los
descendientes”, pero como estábamos muy cómodos en el sofá y estaba
protagonizada por un actor que nos gusta bastante, George Clooney, nos
dispusimos a verla, y hoy, a contároslo.
“Los
descendientes” empieza presentándonos a su protagonista, Matt King (George
Clooney), un afamado abogado que tiene fijada su residencia en Honolulu, donde
además es el responsable de conservar y transmitir la herencia familiar a la
que tiene acceso como sus primos, en total, más de 25000 hectáreas de tierras y
playas vírgenes en la isla de Kauai.
Justo
en el momento en que los primos y el propio King están estudiando y tienen casi
decidido vender las tierras, un accidente en el mar dejan a Elizabeth, la
esposa de Matt, en estado de coma en el hospital.
Tener
a Elizabeth en el hospital trastoca todos los planes de Matt ya que, ante todo,
tiene que hacerse cargo de sus dos hijas, Scottie de 10 años y Alex de 17,
ambas con algún que otro problema de comportamiento social, aunque pronto
descubre el principal problema, hasta el momento nunca ha ejercido de padre,
solo de abogado.
A los
pocos días de estar Elizabeth en coma, los médicos que llevan su caso descubren
que nunca despertará del coma, por tanto, y siguiendo el propio testamento
vital de la enferma, esta debe ser desconectada en breve de las máquinas que la
mantienen con vida.
Ante
esta disyuntiva, Matt decide contarle la situación a su hija mayor, y esta, de
entrada, se niega ir a ver a su madre alegando el motivo de su decisión, el
cual no es otro que, en el momento del accidente Elizabeth mantenía una
relación/aventura con otro hombre. Después del shock, Matt empieza a investigar
sobre dicho hombre, el cual resulta ser un tal Brian Speer, un agente
inmobiliario con intereses en la zona.
Matt con Scottie, Alex y el novio paseando por Kauai |
Una
vez avisada a la familia de la situación de Elizabeth, Matt, Alex y Scottie
salen a la búsqueda de Brian, para conocerle y darle la oportunidad de
despedirse de Elizabeth si así lo desea. Le encuentran en Kauai descubriendo a
la vez que es parte implicada en la venta de los terrenos familiares de los
King, pero, ¿afectará esto al desenlace de “Los descendientes”? ¿Irá a
despedirse Speer de Elizabeth? Preguntas que, como ya os podéis imaginar, no os
contestaremos por aquí.
De
buenas a primeras, nos gustar remarcar el buen trabajo del equipo de dirección
y guion ya que, como os podéis imaginar después de haber leído el argumento,
hubiese sido muy sencillo crear una película que buscara la lágrima fácil para
ganarse el favor del público y los grandes certámenes, pues nada más lejos de
la realidad ya que, aunque “Los descendientes” es un drama que mezcla temas tan
contundentes como la muerte, el perdón y la reconciliación, lo hace enfocando
toda fuerza en la empatía que uno siente hacia Matt King, entendiendo tanto sus
fortalezas como sus debilidades en el duro momento que le toca vivir.
Con
todo, en el apartado argumental, le vamos a adjudicar un punto negativo (quizá
es problema nuestro, pero esperábamos mucho más) y no es otro que, aunque las ¾
partes de la película el ritmo es correcto e incluso diríamos que ascendente,
llega un punto en el que la precipitación, la previsibilidad y, sobre todo, el
cierre de las líneas argumentales abiertas se realiza con demasiada
precipitación dejando al usuario una extraña sensación.
Interpretativamente
nos quitamos el sombrero ante el soberbio trabajo de George Clooney dando vida
a un Matt King lleno de particularidades y sentimientos, y lo hace con la
fuerza suficiente para, casi por sí solo, aguantar la película. El resto de
actores, están correctos, a excepción quizá de Matthew Lilliard dando vida a
Brian Speer y Nick Krause, Sid, el bobalicón amigo de Alex, aunque quizá claro,
más por falta de definición y profundidad del personaje en el caso de Lilliard
y de falta de papel (aún no sabemos qué pinta su personaje) en el caso de
Krause.
Por
todo lo que os hemos contado, nuestra nota final para para “Los descendientes”
es de un 7 sobre 10.
Título original: “The Descendants” – 2011 – USA
Dirigida por: Alexander Payne
Duración: 110 minutos
Género: Drama
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