En estos tiempos de
secuelas, precuelas y remakes, hablar de un clásico es una tarea un tanto
compleja ya que, en algunas ocasiones, puede llegar a darse cierta confusión. Este
es, en parte, el caso de la película que abordamos en esta entrada, “Los 101 dálmatas”,
en la que a uno involuntariamente le viene a la cabeza la imagen de Glenn Close
con media cabeza blanca y media negra, rodeada de dálmatas.
Pues no, no es nuestra
intención hablaros de la película de Glenn Close, sino de la original. Nuestra
crítica de esta entrada está dedicada a la versión de “Los 101 dálmatas” realizada
en 1961 por Disney.
La historia nos
desplaza al centro de un Londres ya un poco lejano en el tiempo, cuando los
coches aún no invadían totalmente las calles. Allí, nos encontramos con Pongo,
el protagonista de la historia, un magnífico ejemplar de dálmata que vive con
su dueño Roger, un atribulado compositor de música.
Como Pongo tiene otro
objetivo vital que su dueño, aprovecha uno de sus paseos para cruzar sus
caminos con Perdita, una bella ejemplar de su misma raza. Poco a poco, Pongo y Perdita van estrechando
sus lazos, al igual que sus dueños, Roger y Anita. Al final, y tratándose de
una película de Disney, las dos parejas se casan, formando los cinco
(Roger-Anita, Pongo-Perdita y el ama de llaves), una curiosa familia.
Todo va tan viento en
popa y a toda vela que pronto, nuestro cuadrúpedos protagonistas tienen una
preciosa descendencia de 15 cachorros que además de a sus dueños y respectivos
padres, hacen las delicias de todos, incluida la malvada Cruella de Vil (amiga
de Anita).
Un día, los quince
cachorros desaparecen de casa sin dejar rastro generando un gran revuelo, tanto
entre sus dueños, como más adelante entre todos los perros de Londres. Aunque,
como ya os podéis imaginar, poco más os vamos a contar ya que, aunque se trate
de un clásico, lo mejor siempre es ver la película para saber su final.
Técnicamente “Los 101
dálmatas” fue una cinta revolucionaria en su época ya que supuso el espaldarazo definitivo a las primitivas formas de animación, basadas en la repetición y
coloreado a mano de cintos de imágenes para cada segundo de animación. Con esta cinta llegó la primera ayuda mecánica, una técnica de fotocopiado en papel
transparente que, sin lugar a dudas, abrió un nuevo camino en el mundo de la animación, aunque ahora veamos “Los 101 dálmatas” como una cinta tosca, carente
de detalles y hasta cierto punto fría en cuanto a imagen se refiere.
En cuanto al sonido,
comentar que esta cinta tiene doblaje en ‘español internacional’, o lo que es lo mismo, en mejicano, algo que para muchos puede ser sorprendente o incluso
molesto, ya que no estamos acostumbrados a ello en el cine actual, pero que en 1961 y posteriores era de lo más habitual.
Con todo, y teniendo en
cuenta que la historia es más que conocida por todos, le valoramos el efecto
técnico innovador para la época, pero no os vamos a negar que estamos
acostumbrados a bastante más, por tanto, nuestra nota final es de un 5 sobre
10.
Título original: “One hundred and one Dalmatians” - USA – 1961
Dirigida por: Wolfgang Reitherman, Clyde Geronimi
Duración: 79 minutos
Género: Animación
Vi Los 101 dálmatas en video hace muchos años.
ResponderEliminarPor cierto, estupendo post sobre Birdman. Justo acabo de escribir sobre esa película en mi blog:
www.artbyarion.blogspot.com
Saludos.
¡Qué buenos tus detalles técnicos sobre la imagen animada y el sonido! Una película muy graciosa en mi infancia por los cachorritos dálmata ;)
ResponderEliminarQue buerna explicación has dado, creo que yo no lo haría mejor tú, lo digo claro. Es una película como yo diriía "Remember" pero siempre es bonito recordarla. Hace muchos años que no la veo, era pequeño cuando la última vez, pero ¡me han entrado ganas de verla otra vez! jajaj
ResponderEliminarCreo que después de esta no se ha vuelto a hacer ninguna tan buena de los 101 dálmatas. Eso o soy un nostálgico empedernido! jeje.
ResponderEliminarMuy bueno Joan.